En la actualidad existe un miedo creciente ante el deterioro de la economía mundial, el cual se acentúa por la recurrente caída de los precios internacionales del barril de petróleo.
Los países productores y exportadores de petróleo siguen de cerca el descenso de su precio en el marco de un enfriamiento en el desempeño de la economía mundial, en tanto que las economías que dependen de las importaciones del crudo observan con satisfacción la citada tendencia debido a que la misma constituye un respiro para sus asfixiadas finanzas públicas.
En nuestra región existe preocupación entre los países que captan muchos dólares mediante la producción y exportación de petróleo, ante el derrumbe de su cotización. Funcionarios gubernamentales sostienen que la caída del costo del crudo comienza a afectar sus presupuestos, señalando que habrá que aplicar reformas económicas que implicarían recortes en el gasto público y reducción de las importaciones de bienes.
En nuestro país, el presidente Rafael Correa ha expresado que “por cada dólar que baja el precio del petróleo, el país deja de percibir unos 70 millones de dólares al año”, fenómeno que impacta en la capacidad del Gobierno para disponer de más recursos para el gasto público. Así lo afirmó recientemente: “Nuestra variable de ajuste en caso de vacas flacas será la inversión”.
Bolivia también incursiona en el mercado de los hidrocarburos, a través del gas natural. El gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, manifestó: “Nuestro principal producto de exportación es el gas natural y su cotización está ligada a los precios del petróleo; es lógico que si el crudo va a seguir cayendo esto impactará sobre el desempeño de nuestra economía”.
Venezuela también se resiente ante la disminución de los precios del petróleo, pues es sabido que la producción y exportación del crudo constituye la base central de su comercio exterior. Se estima que de cada 100 dólares que ingresan a Venezuela por concepto de exportaciones, más de 90 están asociados a la venta de hidrocarburos.
Y se pronostica que la caída en su cotización se mantendrá durante 2015 debido a la presencia de factores coyunturales, tales como el enfriamiento de la economía china, el aumento de las reservas de gas y petróleo en Estados Unidos y la oposición de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a reducir su producción, según se espera en la próxima reunión del 27 de noviembre, a celebrarse en Viena.
El desconcierto se ha apoderado de los expertos internacionales ante los actuales vaivenes del petróleo. Cuando se pensaba que su precio se iba a disparar debido a las guerras en Oriente Medio, Siria, Libia, Irak, Ucrania y las malas noticias sobre el comportamiento de la economía europea, ha ocurrido todo lo contrario: el valor del ‘oro negro’ está cayendo de forma sostenida. Solo el tiempo se encargará de despejar las interrogantes sobre su impacto en la economía mundial.