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El Telégrafo
Nancy Bravo de Ramsey

El hombre que abrió nuevos caminos en la literatura

29 de abril de 2014

Solo tenía 8 años cuando murió su abuelo, el coronel Nicolás Ricardo Márquez Mejía, de modo que el pequeño Gabriel José de la Concordia García Márquez debió abandonar el polvoriento pueblo colombiano llamado Aracataca, en donde él nació “el domingo 6 de marzo de 1927, a las 9 de la mañana”, como lo dice en sus memorias. Al abrigo del coronel y de su esposa, doña Tranquilina Iguarán Cotes, vivió  Gabriel durante seis años, desde el día en que viajaron sus padres a Barranquilla, decididos a cambiar de domicilio.

La influencia de sus abuelos fue muy fuerte a lo largo de su vida. Así, mientras el coronel Márquez, según Gabriel García, fue su “cordón umbilical con la historia y la realidad”, a su abuela doña Tranquilina la describe como una mujer imaginativa y supersticiosa, a quien el escritor señala como su primera y principal influencia literaria, por aquel estilo de ella para contar sus historias, tratando lo extraordinario como algo perfectamente natural, sin importar lo fantásticos e improbables que fueran sus relatos, a los que daba la calidad de verdad irrefutable. Y en efecto fue su abuela Mina, como él la llamaba, quien le inspiró el personaje de Úrsula Iguarán, que 30 años más tarde su nieto crearía en su obra más conocida, Cien años de soledad.

Así las cosas, ya muerto el coronel Márquez, la ceguera de la abuelita Mina obligó a los García Márquez a llevarse a su hijo Gabriel esta vez con rumbo a Sucre, población ubicada en el departamento de Sucre, en donde el padre había cambiado su oficio de telegrafista por el de farmacéutico. Años después, con el propósito de estudiar Derecho en la Universidad Nacional de Colombia, viajó a Bogotá, en donde se entusiasmó por la lectura. Entre los numerosos libros que encontró en la biblioteca de ese centro de estudios superiores, se sintió fascinado por La metamorfosis, de Franz Kafka.

Decidió entonces escribir, no literatura tradicional, sino obras realizadas con un estilo similar a las historias de su abuela. Su deseo de ser escritor crecía cada vez. Poco después publicó su primer cuento, La tercera resignación, que apareció en el diario El Espectador, en 1947. Luego del ‘Bogotazo’, ocurrido en 1948, sangrientos disturbios se desataron el 9 de abril en la capital colombiana, a causa del asesinato del líder popular Jorge Eliécer Gaitán. La Universidad fue cerrada indefinidamente y su residencia fue incendiada. García Márquez decidió entonces abandonar sus estudios de Derecho, en los que se empeñaba su padre, y dedicarse al periodismo. Viajó a Cartagena para trabajar como reportero en El Universal, y regresó a Barranquilla para ser columnista y reportero del periódico El Heraldo. Sus éxitos como periodista eran cada vez más importantes y numerosos. Y luego vendría la fama, el más alto prestigio mundial para Gabriel García Márquez y para Colombia, con Cien años de soledad, la obra máxima de Gabo, novela que fue escrita durante 18 meses en México, la ciudad que él escogió para vivir el resto de su vida. El afamado libro fue seguido de otras innumerables obras, todas de enorme éxito.

La novela fue traducida a más de 24 idiomas, se publicó en 1967 cuando su autor tenía 40 años y la humanidad aprendió a decir su nombre. Apenas lanzada la novela fueron vendidos 8.000 ejemplares en una semana, pasando a medio millón de copias en tres años. Los premios internacionales abundaron a lo largo de los años posteriores, al igual que las nuevas obras literarias, como novelas, cuentos, así como crónicas y reportajes que García Márquez escribió sin descanso y por lo cual le fue entregado el Premio Nobel de Literatura en 1982, según la Academia sueca, “por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente”. Se trataba de sus obras, que exponían siempre el realismo mágico, nuevos caminos que Gabriel García Márquez entregó al mundo literario.

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