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El Telégrafo
Ilitch Verduga Vélez

El fin del bloqueo a Cuba

30 de octubre de 2015

Ha ocurrido nuevamente -por lo menos en un tema fundamental- la gran afirmación de la humanidad por la justicia en el orbe. La Asamblea General de las Naciones Unidas ha votado de nuevo por el fin del bloqueo punitivo norteamericano a la patria cubana, unilateralmente impuesto por los diferentes gobiernos de EE.UU., a lo largo de más de media centuria. Bloqueo doloso que no solo ha afectado al desarrollo del pueblo de la mayor de las Antillas, también ha perjudicado las relaciones comerciales de la región, incluyendo al propio EE.UU., pero por sobre todo ha generado y mostrado el estigma del desprecio a la opinión global, por parte del régimen norteamericano y que se manifiesta en la coacción para aplicar la extraterritorialidad de visiones políticas de un Estado sobre otro; medida que sin duda socava el multilateralismo en los nexos de los países, que incumple resoluciones de ONU, que viola normas básicas del derecho internacional e instrumentos del gran relevancia mundial como la carta de la ONU.

Por 24 veces  este foro universal  ha votado en forma abrumadora por  el término de las ilegales e  ilegítimas medidas económicas, comerciales  y financieras y de otras actividades coercitivas contra Cuba, conducentes al aislamiento de la república hermana. La enorme envergadura del daño social irrogado por el país más rico y poderoso del planeta contra un pueblo pequeño pero digno, que ha resistido 53 años con quebrantos en su vida diaria, pero de pie manteniendo incólume su enseña nacional. A pesar de estos largos y crueles años de acechanza imperial la nación cubana ha tenido grandes logros en desarrollo humano con guarismos cercanos o superiores a cifras de parajes del mundo desarrollado. Todo ello nos obliga a pensar hasta dónde la dignidad y valentía del ser humano es capaz por un ideal justiciero. Esta vez la iniciativa cubana pidiendo el fin del bloqueo, en contra de su territorio y signado con A-70-L2, recibió la aprobación de 191 miembros permanentes de la ONU, dos votos -el de Estados Unidos de Norteamérica y el de Israel- en contra y ninguna abstención. Es evidente entonces el gran vacío de esta acción agresiva e injusta de círculos siniestros de la gran potencia del Norte, contrapuesta a un conglomerado social pacífico, generoso, ilustrado, que todos los días da solidaridad, apoyo a sus semejantes en los 2 hemisferios.

Por primera vez los bloques regionales mostraron su absoluto respaldo a la finalización del bloqueo  mezquino y vil, votaron a favor de Cuba: Celac, el grupo G77+ China, el sector de los no alineados, Asea, Caricon, Mercosur, la Unión Africana y la Unión Europea. Todos los pertinentes voceros, algunos en discursos vibrantes, mostraron sus simpatías por la isla antillana y el rechazo al agravio histórico endilgado durante un período mayor a medio siglo, por parte de EE.UU. Los hechos perversos que subyacen en el fondo y forma de los documentos para el bloqueo, aprobados por el Congreso de EE.UU. -y que el presidente Obama con sus prerrogativas puede modificar-, no solo permiten bloquear la transacción de insumos y productos de toda índole, aun medicinas sustanciales para enfermedades terminales y catastróficas, también están las sanciones para compañías y bancos que tengan la osadía de hacerlo. Luego de la apertura de las embajadas de las dos naciones, en marzo pasado, dos bancos, uno alemán y el otro francés, fueron multados con un poco menos de tres mil millones de dólares por el Gobierno estadounidense por tener tratos comerciales con Cuba. La gran caravana de los principios del libre comercio se esfuma en la cuna del capitalismo fordista; la razón revanchista y el ánimo marcial de castigar siguen su curso. (O)

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