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El Telégrafo

El Ecuador existe

16 de agosto de 2012

En una de sus célebres Cartas al Ecuador, Benjamín Carrión cita al personaje de Víctor Hugo que les dice a los poderosos ingleses de su época: “Milores, el género humano existe”. Eran los tiempos en que la Rubia Albión, como se denominaba a Gran Bretaña, asaltaba países y riquezas en todo el mundo, masacraba hindúes, árabes y africanos, convertía a China, mediante cañonazos, en el mayor mercado de drogas, en el más grande consumidor de opio.

Pero la historia criminal del colonialismo inglés se queda corta ante las hazañas neocoloniales y guerreristas de los Estados Unidos: Hiroshima, Nagasaki, Corea, Vietnam, Palestina, Guatemala, República Dominicana, Cuba, Grenada, Irak, Afganistán, Libia, he allí un pobrísimo registro de la ruta de sangre y muerte impuesta por los yanquis a la humanidad solo en los últimos 67 años; esto por no hablar de la cadena de golpes de Estado y dictaduras descargados sobre América Latina y otras áreas del planeta, y por no referirnos por ahora al terrorismo desatado en Siria o las amenazas a la República Islámica de Irán, que defiende tan bravamente su soberanía. Desde luego, al imperio de la agresión y la violencia, los pueblos le respondieron siempre con heroica dignidad, y muchas veces le hicieron morder el polvo de la derrota.

En el caso del Ecuador, nuestra patria fue permanente víctima de la alevosía imperialista: ocupación militar de Galápagos (1941), guerra petrolera (1941) por mano del militarismo peruano, Guerra del Atún, golpes de Estado (Junta Militar-CIA en 1963), reservistas en la Amazonía, base de Manta, intervencionismo permanente de la embajada norteamericana, coacción y corrupción por medio de la deuda externa, etc., etc. Las presiones imperialistas de los últimos años, establecido el gobierno de Rafael Correa, son incesantes y descaradas, con la yapa de que a las acciones enormes de los gringos se une el griterío y el servilismo de los ecuagringos, esa raza perruna que añora los tiempos en que el Tío Sam nos trataba a patada limpia, mientras ellos se arrastraban por el suelo lamiéndole las botas y saboreando las sobras del festín.

Hoy mismo la bullanga propalada por ellos desde grandes medios privados es de escándalo: que Correa se niega a firmar los TLC imperiales, que expulsó a la dignísima embajadora, que mandó al cuerno la base de Manta, que propicia esas cosas infernales llamadas Unasur y ALBA, que mantiene horrible amistad con el régimen diabólico de Irán, que se niega a sumarse al terrorismo desatado en Siria, en fin, que probablemente conceda asilo político a Julián Assange, convertido en el nuncio del Apocalipsis en que desaparecerá el capitalismo, tan benéfico y generoso con la humanidad... De allí que es oportuno volver a Benjamín Carrión, el patriota, el amigo de la Revolución Cubana, el suscitador de la Segunda Independencia, el profeta del Ecuador como potencia cultural, no ese Benjamín Carrrión usado como taparrabos por el caciquismo enseñoreado en la Casa de la Cultura fundada por él.

Es oportuno y bueno recordar las enseñanzas de ecuatorianidad contenidas en sus Cartas, como aquella en que dijo que, entre los “atributos esenciales del pueblo ecuatoriano, el primero es el mantenimiento de la soberanía nacional”, para agregar luego: “el pueblo ecuatoriano, que sabe morir y matar en defensa de la patria, de la libertad, de la justicia, existe”.

Sí, poderosos amos del mundo. Sí, señores yanquis. Sí, perrunos ecuagringos. Este pueblo existe, es y será libre. No jueguen con fuego. El Ecuador existe.

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