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El Telégrafo

El derecho a eliminar derechos

08 de julio de 2013

Refiriéndose al caso Snowden, el Presidente Obama dijo: “No voy a movilizar aviones para coger a un hacker de 29 años”. ¿Y cómo así descarta la posibilidad de enviar aviones  para capturar al excontratista de la NSA? Según él: “Tenemos un montón de asuntos con China y Rusia, y no voy a dejar que un caso de un sospechoso al que estamos tratando de extraditar sea elevado de repente a la categoría de obstaculizar esos asuntos”. O sea que sí lo haría de no mediar esos importantes asuntos, sin que le importe un pito el peligro en el que estaría la vida de los pasajeros de dicho avión o el mismo  derecho internacional. ¡Todo eso que se vaya al diablo!

Por otra parte, no es el delito cometido por los EE.UU. lo que le preocupa a Obama sino las fallas en la seguridad que le permitieron a Snowden descubrir el delito. Por ello sostiene: “Este caso prueba significativas vulnerabilidades en la NSA que tienen que ser resueltas”. En otras palabras, es asunto de resolver esas fallas para seguir delinquiendo, porque: “Todos los servicios de inteligencia, en Estados Unidos, Europa y Asia, tratan de entender mejor el mundo y lo que está pasando en las capitales a través de fuentes que no están disponibles en el New York Times o en NBC News”, argumenta Obama y añade: "Si ese no fuera el caso, entonces de nada serviría un servicio de inteligencia".

¡Vaya, vaya! A otro perro con ese hueso. Y no es asombroso que no haya un solo periodista -porque la mayoría son cipayos- que le haga notar que no puede ser que todo este embrollo hubiera sido solo de “pueril espionaje” para una mejor comprensión del mundo, a pesar de que para ello cuentan con los mejores especialistas, y no para, mediante el espionaje electrónico, apropiarse de las patentes desarrolladas por otros y ganar licitaciones contra cualquier competidor, ya que contar con la información privilegiada, que le roban a la competencia, convierte a los monopolios norteamericanos en rivales imbatibles, a los que les importa un bledo las medidas de protección de sus adversarios, pues juegan con las cartas marcadas; también lo hacen para conocer al dedillo las preferencias y debilidades de cada líder del mundo. Así los agarran del cogollo y los hacen bailar al son que les tocan; por eso son esbirros, por eso obedecen y secuestran al presidente Morales.

Por otra parte, qué prepotencia, el mínimo sentimiento de culpabilidad o la mínima disculpa. Como quien dice: Si puedes hacer lo mismo, ¡hazlo! El zorro diciéndole a las gallinas: Cómanme si pueden. ¡Que descaro!

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