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El Telégrafo

El cultivo del arroz, buenas noticias

02 de enero de 2012

La agricultura es una de las actividades milenarias que marcó el inicio de la civilización humana y que tiene un gran impacto en el medio ambiente. En los últimos años, algunos aspectos de la agricultura intensiva a nivel industrial han sido polémicos por la contaminación ambiental ocasionada.

En el análisis sobre la situación de recursos naturales en el planeta al iniciarse el nuevo milenio, el Instituto Tecnológico de Massachusetts indicaba que si se insiste en prácticas agrícolas de incremento de la producción mediante modelos de alto consumo de energía, tanto los recursos energéticos como el tiempo de investigación se habrán perdido. Esta importante opinión, válida para las universidades y estaciones experimentales del Tercer Mundo es tomada en cuenta en la presente propuesta.

El arroz, cultivo tradicional de nuestra agricultura, ha sido considerado como altamente dispensador del agua y contaminantes del medio ambiente, por los químicos empleados en paquetes tecnológicos muchas veces financieramente insostenibles para el pequeño agricultor.

El Ing. Jorge Gil Chang, distinguido profesional graduado de nuestra Universidad de Guayaquil, dirigió el Programa del Arroz, antes de que el Estado (de aquel entonces a.80), en nombre de la eficiencia del sector privado, destruyera la asistencia técnica para el pequeño agricultor.

Gil, fiel a su ancestro, con la paciencia de sus genes chinos, ha venido realizando con los pequeños agricultores la validación de un método de cultivo del arroz, ambientalmente limpio,  de bajos costos y alta productividad, denominado SICA.

La propuesta es original del Dr. Norman Uphoof de Cornell University, quien sostiene que en las cosechas de arroz se doblaría la producción si los agricultores dieran a cada planta sembrada más terreno para crecer y limitaran la inundación del arrozal, reduciendo costos de agua y semillas, mientras se aumentan raíces y crecimiento de hojas proporcionando un mayor rendimiento por superficie cultivada.

Los resultados obtenidos por Gil Chang están adaptados con semillas locales, mejoradas o híbridas. Disminuyendo la cantidad de semilla a usarse por el método propuesto, ha obtenido producciones  de 7,8 TM/ha, superiores al promedio nacional, que es de 3,8 TM/ha; y el tradicional 1,5 TM/ha.

No requiere inundación. El rodillo herramienta de labranza usado, desyerba y remueve el suelo y es de construcción nacional.

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