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El Telégrafo
Víctor Mendoza Andrade

El control de las inundaciones

01 de julio de 2014

La información sobre las consecuencias de las inundaciones indica que, de las catástrofes naturales, estas son las que causan el mayor número de víctimas en el mundo. Se ha calculado que, en el siglo XX, 3,2 millones de personas han muerto por este motivo, cifra que significa más de la mitad de los fallecidos por desastres naturales en el período señalado.

En los países subdesarrollados estos eventos, además de las víctimas, tienen secuelas que  los afectan severamente social y económicamente, sobre todo a los sectores poblacionales del campo y de las ciudades más vulnerables, siempre localizados en lugares no protegidos. No porque ellos los eligieron (como algunos dicen), sino porque allí los dejaron estar.

Las inundaciones están relacionadas generalmente con las lluvias estacionales torrenciales que exceden a la capacidad portante de los ríos, pudiendo también originarse por eventos extraordinarios, como la rotura de una represa o actividades humanas depredadoras, como son la tala de bosques y la alteración de la cobertura vegetal protectora de los suelos en zonas con pendientes no aptas para los cultivos, facilitando la erosión, con el arrastre de grandes cantidades de materiales en suspensión, los cuales, acumulados en sectores de topografía plana de los cauces de los ríos, se sedimentan disminuyendo las dimensiones del cauce del río y aumentando el peligro de las inundaciones.

Cuando en nuestro medio periódicamente las inundaciones se presentan, los expertos nos recuerdan los problemas de la erosión y la sedimentación de los ríos y nos repiten la receta: El despeje de los excesos de sedimentos (lo cual en condiciones críticas es una tarea ineficiente y difícil en la que solamente gana el contratista) y la necesidad de reforestar los sectores erosionables.

Al respecto de la erosión, las investigaciones realizadas en el sector de la cuenca aportante de la represa de propósitos múltiples Daule-Peripa (142.000 ha), los riesgos potenciales de erosión calificados como fuertes significaban el 80%, lo que significa una extensa superficie expuesta a la erosión.         

Según datos oficiales, la tasa de deforestación del país -cercana a las 80.000 ha al año- es alta y contribuye en forma significativa a la erosión. Es decir (para tener una idea de superficie agredida) en tres años deforestamos una superficie similar a la que tenemos sembrada con banano, lo cual nos advierte la urgencia que tienen los programas de la reforestación del control de la erosión.

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