“Este colibrí me dijo que si estamos más unidos tendremos una mejor América”. Esta fue la frase que dijo ante los presidentes una bella e inocente niña colombiana, durante la sesión inaugural de la VI Cumbre de las Américas.
Lamentablemente los deseos de la infante no se cumplieron. Esta Cumbre visibilizó la diversidad de pensamiento e intereses de las naciones americanas.
Pero a pesar de estas diferencias, sería injusto concluir que esta reunión fue la crónica de un fracaso anunciado. Hubo aspectos positivos, a pesar de que no hubo una declaración conjunta por falta de consenso.
El primer aspecto positivo fue la ratificación de que hoy los países latinoamericanos somos capaces de hablar de igual a igual y que nuestros presidentes están conscientes de que sus esfuerzos deben enfocarse en los intereses de sus pueblos, y no en los intereses corporativos, ya que el crecimiento económico de la región y las relaciones comerciales con Asia, específicamente con China, nos han convertido en una región atractiva y estratégica.
El segundo aspecto positivo fue que por primera vez un presidente de los EE.UU compartió tanto tiempo con sus pares latinoamericanos y escuchó directamente el sentir de las diferentes naciones en varios temas de trascendencia para Latinoamérica.
Pensar que en esta Cumbre se iban a resolver temas como el de Cuba o la estrategia común para luchar contra el narcotráfico habría sido pecar de ingenuos, más aún cuando Obama está en plena campaña.
Lo importante en este aspecto es que, a partir de hoy, hay un punto de quiebre en la relación Sur-Norte. Latinoamérica no está dispuesta a soportar más la terquedad ideológica de EE.UU. en relación con temas sensibles como el de Cuba.
Además de lo anotado, esta Cumbre nos dejó el reconocimiento de que la estrategia utilizada para luchar contra el narcotráfico debe ser revisada y rediseñada; y la conclusión de que, para luchar contra la pobreza, debemos articular nuestras estrategias como nuestros planes de desarrollo.
La declaración de Obama referente a que no se puede analizar el tema del narcotráfico sin tomar en cuenta la demanda, deja una luz de esperanza, aunque para su gobierno la legalización no sea la opción. Lo importante es que se abrió el debate continental de un tema que está depredando el continente.
De aquí en adelante podremos ver si las intenciones de esta Cumbre se transforman en acciones pragmáticas que beneficien a los pueblos de las Américas, o si en verdad estas reuniones solo sirven para la foto.