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El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

El Código del Trabajo ecuatoriano 1938-2014

14 de septiembre de 2014

El Código del Trabajo tiene origen juliano. La Revolución Juliana dictó legislación laboral sobre contrato individual, duración máxima de la jornada del trabajo, descanso semanal, prevención de accidentes,  trabajo de mujeres y menores, protección de la maternidad, jubilación, montepío civil, ahorro y cooperativa, bases para el Código del Trabajo. La Asamblea Constituyente de 1929 fue la primera en proclamar los derechos sociales-laborales.

En 1937 le correspondería al ministro de Previsión Social, Trabajo, Industria y Agricultura, Virgilio Guerrero Espinosa, exintegrante de la Liga Militar, contribuir a la realización del Código de Trabajo, que recogió lo sustantivo de la legislación laboral juliana y posjuliana. Lo animaba llevar a la práctica el Plan de Acción adoptado en junio de 1925, que pedía, entre otras cosas, atender “las leyes sociales que tiendan al mejoramiento del obrero, artesanos y trabajadores”. Así, el ministro dio todo el apoyo logístico al abogado Miguel Ángel Zambrano, que había sido nombrado desde 1936 por Federico Páez, jefe del Departamento Jurídico del Ministerio, con la tarea específica de elaborar el primer Código del Trabajo. Cumplió con total dedicación y con la ayuda del abogado Néstor Mogollón, que el ministro le facilitó para tan exigente tarea.

En su informe a la Asamblea Nacional, con fecha 19 de agosto de 1937, el ministro Guerrero anunció que se presentaría el Código del Trabajo para su estudio y expedición, calificándolo de aspiración nacional.

El presidente Páez consideraba la legislación laboral bajo su gobierno como la iniciación de una marcha: “Tenemos salario mínimo; tenemos la semana de 44 horas; tenemos el Código del Trabajo y el Instituto de Previsión Social”, pero tenía sus días contados.

Su ahijado, el general Alberto Enríquez Gallo, que era su ministro de Defensa, preparaba el golpe, del que circulaban rumores por doquier. Hasta el caricaturista Miguel Ángel Gómez se refirió a las hablillas con una caricatura, hoy histórica,  ambientada en un banquete que se le ofrecía al Jefe supremo. En medio de los vivas, el caricaturista le hace decir a Páez: “Todo está muy bien, pero  tengo el pálpito de que saliendo de aquí alguien me va a besar”.

El 23 de octubre de ese año el presidente Páez fue depuesto por Enríquez.
Uno de los actos “en uso de las atribuciones supremas de que se halla investido” fue la firma del Código del Trabajo por decreto 210 del 5 de agosto de 1938. La publicación salió sin el menor reconocimiento a sus verdaderos autores. ¡O tempora, o mores!

Con todo, este viejo Código ha sido pionero en la regulación de las relaciones obrero-patronales y se jubila.

El ministro de Relaciones Laborales, Carlos Marx Carrasco, ha entregado la nueva propuesta a la Asamblea. Tiene varias novedades, una de ellas, el pago de utilidades por medio de acciones de las empresas, si es que el empleado está de acuerdo, pero puede pedirlo en efectivo. Además, hay un mejor manejo de las relaciones públicas: el ministro reconoce que “este es un esfuerzo importantísimo de los compañeros ministros anteriores”.

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