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El Telégrafo
Fabrizio Reyes De Luca

El capital y la desigualdad

26 de junio de 2014

En la teoría económica, la desigualdad vuelve a estar en el centro del debate, fruto de la publicación que al respecto ha realizado el economista francés Thomas Piketty, en su obra El capital en el siglo XXI, convirtiéndose en un economista líder al cuestionar de manera frontal al capitalismo, sosteniendo que la desigualdad es un rasgo inherente a este sistema, por la acumulación de riqueza en pocas manos.

Él analiza un período largo (1700-2013) para llegar a determinar que durante ese tiempo la tasa de crecimiento económico promedio en el mundo ha sido de un pírrico 1,6%, mientras que el crecimiento del capital es superior a un 5%, siendo esta brecha una causa de desigualdad.

Por tales razones, señala a la riqueza heredada como una forma de ampliar la desigualdad, por lo que llega a la conclusión de que “la gente que hereda riqueza solo necesita ahorrar una porción de su capital, para ver que este crezca más rápido que la economía entera”, sosteniendo que en los últimos 300 años la riqueza ha aumentado a un mayor ritmo que el crecimiento económico.

Lo demuestran los siguientes datos de 2013: “En Francia, el 1% más rico posee el 22% del patrimonio total del país. En el Reino Unido, posee el 30%, en Suecia el 20% y en Estados Unidos, el 32%”. Pero si se incluye “la parte de la riqueza escondida en los paraísos fiscales o bajo otras formas, el porcentaje aumentaría al menos en 2 o 3 puntos”, para enfatizar que “el 1% de la población mundial es la clase capitalista y concentra una gran parte del patrimonio mundial”.

Piketty señala como algo indignante que “el total del patrimonio privado de las familias europeas se eleva a cerca de 70 billones de euros. De estos, el 1% más rico posee aproximadamente 17,5 billones de euros, o sea, el 25% del total. El 9% que le sigue posee 24,5 billones, o sea el 35%. El 40% del medio posee otros 24,5 billones, también el 35%. Y el 50% restante posee 3,5 billones de euros, o sea, un 5% de esa suma”. Más aún, si se considera el patrimonio del 10% más rico, Piketty calcula que representa entre el 80% y 90% del patrimonio global, ya que el 50% más pobre posee menos del 5%.

Las revelaciones de este autor son una demostración de la tragedia que vive el mundo con una desigualdad que pone en evidencia el riesgo a que se exponen las democracias del orbe.

Este malestar ha llevado a Piketty a la reflexión de que la única manera de reducir la brecha de la desigualdad es confiscando una parte del patrimonio de los más ricos o aplicando una tasa progresiva de tributos de un 83%, al tiempo que expresa que las grandes riquezas del mundo aumentan más en tiempos de crisis, mientras la desigualdad se incrementa.

Por eso entiende que “la desigualdad se está disparando en todos los países desarrollados, y que el 1% de la población es cada día más rico”. En conclusión, sugiere “que si no se realizan intervenciones extraordinarias, la tendencia continuará, haciendo que el siglo XXI se parezca al siglo XIX”.

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