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El Telégrafo

El candidato golpista

12 de abril de 2013

Eran las 08:00 del 12 de abril de 2002. Habían transcurrido algunas horas desde que el presidente Hugo Chávez había sido detenido en el Fuerte Tiuna.  

La Embajada de Cuba empezaba a ser rodeada por centenares de personas, cuyo objetivo era tomarla por asalto. Los golpistas aseguraban que en su interior se encontraba el vicepresidente del derrocado gobierno, Diosdado Cabello. Aseguraban que otros dirigentes cercanos a Chávez también se encontraban allí.

La otra mentira que manejaban los arrogantes contrarrevolucionarios era que, desde la Embajada, se estaban repartiendo armas a los ciudadanos de Caracas.
Ante la tensa situación, el embajador cubano Germán Sánchez Otero instruye a un funcionario para que se comunique telefónicamente con el alcalde del Municipio de Baruta, Henrique Capriles, para solicitarle el envío de custodia urgente. No contestó…

Varios medios de comunicación privados comienzan a repetir las mismas mentiras de los que amenazan con violar la soberanía de la República de Cuba.

A las 11:00, la turba pasa ya de las mil personas que gritan sus odios contra la Patria de Martí. Al mediodía cortan el agua y la electricidad. Destrozan varios vehículos diplomáticos que se encontraban estacionados en la calle. Algunas piedras empiezan a caer en el interior de la sede.   

Ya en la tarde, los fascistas dan una hora de plazo para que les abran las puertas; caso contrario, ingresarían a la fuerza.

El Embajador –frente a la gravedad de la situación- reúne a todo el personal. Con gran emoción cantan el Himno Nacional: “Al combate corred, bayameses, / que la Patria os contempla orgullosa, / no temáis una muerte gloriosa, / ¡que morir por la Patria es vivir!”.

Los confabulados solicitan conversar. El Embajador acepta. Se coloca una escalera para que ingrese un grupo. Entre ellos está Capriles. Piden realizar una “inspección” para constatar si Cabello y los demás dirigentes están o no en la Embajada. Sánchez Otero rechaza la propuesta, porque las personas que buscan no se encuentran allí. “Lo que no puedo aceptar -y creo que no lo aceptaría ningún embajador- es que se revise su territorio, dudando de su palabra”.

Ante los firmes e irrefutables argumentos del Embajador, Capriles y sus acompañantes deciden salir de la sede a encarar los reclamos de la turba. Alguien le da a Capriles un megáfono. Explica que no se pudo hacer la “revisión” porque es una instalación diplomática, sin embargo -con mala intención-, deja abierta la posibilidad de que allí podrían estar los buscados.

El entonces alcalde de Baruta tuvo activa participación en el golpe de Estado y en el asedio.

El domingo 14 de abril de 2013, Capriles será derrotado nuevamente. Las mayorías no votarán por el golpista neoliberal. Millones de Chávez votarán disciplinadamente por la continuidad de la Revolución Bolivariana.

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