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El Telégrafo

El canal por Nicaragua (final)

25 de julio de 2013

Desde 1893, José Santos Zelaya instauró en Nicaragua un régimen liberal y progresista, que construyó un ferrocarril interoceánico y otras obras, mejoró y saneó los puertos, amplió el número de escuelas, estimuló la industria, recuperó el litoral atlántico del país de manos del colonialismo británico, y negoció con capitalistas alemanes la construcción del canal por Nicaragua. Mas el secretario de Estado de EE.UU., Philander Knox, quería imponer a los países de América Central una fórmula totalmente opuesta: la nacionalización de las empresas europeas, pagándolas con préstamos de la banca Morgan.

Zelaya, que resistió el plan de Knox, fue acusado por este de ser un “monstruo de tiranía, rapacidad y crueldad”, acusaciones que la prensa y las agencias de noticias difundieron por el mundo. Y luego fue derrocado por un alzamiento opositor apoyado por una intervención naval-militar norteamericana.

Tras ello, los EE.UU. impusieron el gobierno conservador y obediente de Adolfo Díaz, mediante los Acuerdos Dawson, suscritos con los alzados contra Zelaya. Ese gobierno firmó en breve tiempo un empréstito con el banco Brown Brothers y, a cambio de tres millones de dólares, “puso las aduanas, los muelles y los almacenes de los puertos, los ferrocarriles y parte del correo y de la sanidad en manos de un funcionario norteamericano propuesto por el banco”.

En 1914 fue suscrito un tratado por el que Nicaragua cedió a perpetuidad a  EE.UU., sin pago alguno, el derecho a construir un canal por NicaraguaConvocada otra Asamblea Constituyente, esta se opuso al entreguismo de Díaz, y en 1912 hubo otro alzamiento militar nacionalista, que logró rápidos éxitos. Entonces llegaron en respaldo de Díaz ocho buques de guerra gringos, con 2.600 marines, al mando del comandante Smedley Butler. Lograron controlar el país tras una durísima campaña y luego se instalaron en las principales ciudades del país, donde estuvieron hasta 1933, en que debieron retirarse por la resistencia de Augusto César Sandino y su “Pequeño Ejército Loco”.

Bajo la ocupación extranjera, en 1914 fue suscrito el Tratado Chamorro-Bryan, por el que Nicaragua cedió a perpetuidad a los EE.UU., sin pago alguno, el derecho a construir un canal por Nicaragua. Todas las obligaciones y compromisos serían nicaragüenses y todos los derechos y prerrogativas norteamericanas. Adicionalmente, se daba en arriendo a los EE.UU., por 99 años y en calidad de enclaves coloniales, las Islas del Maíz y una base en el Golfo de Fonseca.

Tan grande fue la lesión causada a Nicaragua, que el senador Elihu Root escribió en EE.UU.: “¿Podemos nosotros celebrar un tratado tan serio para Nicaragua, en que nos concede derechos perpetuos en aquel territorio, con un presidente que está sostenido en el puesto por nuestra fuerza militar?”.

Más tarde, el senador William Borah expresó: “El tratado que hicimos con Nicaragua fue hecho por un gobierno que nosotros pusimos en el poder y mantuvimos por la fuerza, y que en ningún tiempo representó las miras del pueblo nicaragüense. Hicimos un importantísimo tratado con un pueblo en total desamparo, un pueblo bajo nuestra dominación militar”.

“Yo nunca he considerado el tratado con Nicaragua como un tratado celebrado con el pueblo nicaragüense. Nosotros hicimos un tratado con nosotros mismos. Es una de las transacciones más indefendibles de que yo tenga conocimiento, en la vida internacional”.

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