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El Telégrafo

El campeón pidió disculpas

26 de marzo de 2013

Con un final polémico y lleno de controversias, acusaciones, y disculpas se llevó a cabo la segunda prueba del Campeonato Mundial de Fórmula Uno: el Gran Premio de Malasia, disputado el domingo en el circuito de Sepang y que acoge a la F-1 desde 1999.

Para empezar, desde la 2a. vuelta, la carrera ya dio un giro inesperado con el repentino abandono de Fernando Alonso, tras tocarse en el arranque con el Red Bull de Sebastian Vettel lo que provocó el parcial desprendimiento de los alerones delanteros de su Ferrari, pero siendo que la carrera se largó con pista húmeda en proceso de secado, el piloto español, juntamente con sus ingenieros, decidieron que Alonso se quedara en pista unas cuantas vueltas más esperando el momento oportuno para montar las llantas “slick” que son para piso seco; aprovechar y cambiar la trompa del Ferrari, pero ¡qué va!, la fuerza del aire era tan fuerte  que el alerón apenas aguantó una vuelta antes de romperse y trabarse como tabla de surf debajo de las llantas, privándole así de dirección a Alonso quien siguió “de largo” al final de la recta principal para terminar enterrado en las trampas de arena.

Así como le sucedió 2 veces el año pasado, Alonso se ve nuevamente obligado a abandonar en primera vuelta y por un accidente. Ojalá que estos puntos perdidos no le vuelvan a hacer falta al final de la temporada como le sucedió en 2012.

Con Alonso fuera, un Felipe Massa que perdió tiempo mientras el asfalto se secaba pues su ritmo no era bueno sobre piso mojado con los Mclaren bajos en velocidad y con un “Kimi” Raikkönen que seguramente tuvo la peor arrancada de su vida cayendo de la sexta a la doceava posición en la partida. Por tanto, viéndose atrapado en el tráfico, la lucha por las primeras posiciones se centró entre dos pilotos Red Bull:  Vettel y Webber; y los dos de Mercedes: Hamilton y Rosberg.

Por el lado del equipo de las “bebidas energizantes”, debido a anticiparse demasiado en montar los neumáticos “slicks” cuando la pista aún estaba mojada en algunas partes, Vettel perdió el primer puesto frente a su compañero Webber y tras la 4a. pasada por “pits” en que Mark pudo mantener la punta frente a Sebastian, el equipo les dio la orden de bajar el ritmo, preservar llantas y mantener las posiciones hasta la bandera a cuadros.

No obstante, Vettel decidió no acatar la disposición de “sus jefes” y decidió atacar a Webber para “in extremis” pasarlo tras una maniobra arriesgada; y como no podía ser de otra manera, su compañero australiano inmediatamente respondió tratando de recuperar el bien que le acababan de hurtar por lo que ambos casi entran en contacto varias veces.

Al final el resultado fue un doblete  para Red Bull con Vettel por delante de Webber, que bien pudo terminar en “desastre”, tal como ya les sucedió en Turquía 2010 cuando en situación similar ambos pilotos chocaron perdiendo también la oportunidad de ganar.

Finalizada la competencia y luego de “conversaciones” algo “subidas de tono” entre los dos pilotos y el director técnico de la escudería, Adrian Newey, que todo el mundo  vio a través de la TV, Vettel se excusó públicamente con su equipo y sobre todo ante Webber, quien fue el más afectado con la mala decisión del actual campeón mundial, un piloto indudablemente extraordinario, pero todavía algo inmaduro, impulsivo y, sobre todo, excesivamente ambicioso, pues no se puede explicar de otra manera el hecho de desacatar una orden de sus superiores, quienes justamente lo que buscaban era evitar un “tope” que acabara en accidente y así también con los intereses del equipo dentro del campeonato. Sin duda que Vettel le “debe una” al equipo.

Coincidentemente, en Mercedes que tenía a Hamilton y Rosberg 3o. y 4o., respectivamente, también hubo orden para sus pilotos de mantener sus puestos. En este caso, orden acatada al “pie de la letra” por parte de Lewis y Nico, pero sin duda injusta para este último ya que el auto de Hamilton era demasiado lento debido a que debía ahorrar combustible para poder llegar hasta el final lo cual no tenía por qué afectar el ritmo de Rosberg, quien se encontraba en plenitud de condiciones debió tener absoluta libertad para pasar a su compañero, ya que simplemente los dos pilotos estaban en diferentes condiciones de rendimiento, es decir que no tenían armas iguales para pelear la posición.

Sencillamente Rosberg tenía “más auto” y debieron dejarlo pasar a Hamilton. Una decisión, sin duda, errónea en el caso de Mercedes que puede empezar a causar problemas internos entre sus dos pilotos.   

Órdenes de equipo, a veces bien fundamentadas como en el caso de Red Bull, y otras no tanto como en el de Mercedes, pero que siempre generarán polémica -pues a su vez siempre habrá un beneficiado y un perjudicado- no es exactamente lo ideal dentro de un equipo de carreras, peor aún en Fórmula 1.

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