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El Telégrafo

El buen vivir desde la infancia

06 de abril de 2013

Ser abuela de una niña de 4 años me ha sensibilizado sobremanera ante los problemas de los niños, especialmente en sus primeros años de vida. “Los niños vienen al mundo para ser felices”, decía Martí, pero lamentablemente tal condición no es general en casi ninguna parte. Quienes tienen la suerte de venir al mundo en hogares que los pueden dotar de todo lo que necesitan, comenzando por el amor -requisito imprescindible-, representan aún la excepción y no la regla. La mayoría humana, como decía Hikmet, que malvive en el actual sistema, carece del tiempo y los recursos para dar a quienes nacen los cuidados necesarios, a fin de que puedan desarrollar sus capacidades en forma plena.

Los estudios realizados por científicos acerca de la formación de la niñez, han determinado que durante los primeros cinco años de vida se ponen las bases de lo que será el adulto y que quien no recibe los estímulos adecuados no alcanzará los niveles de quienes tuvieron tal posibilidad. La desigualdad de oportunidades comienza a edad temprana, lo que representa una atroz injusticia. Es como si la mayoría naciera en la condición de “intocable”, de acuerdo a la terrible estratificación social hindú, que los condena, desde el nacimiento, a una inferior calidad de vida.

El Gobierno de la Revolución Ciudadana, a través del Ministerio de Inclusión Económica y Social, inauguró en Guayaquil el primer Centro Infantil del Buen Vivir, dentro de un programa de constitución de 2000 hasta el año 2016. Mientras sus padres laboran, los niños dispondrán de amplios espacios, lo que permitirá que sean protegidos de agresiones de todo tipo y que no sucedan tragedias como  incendios en los que perecen menores encerrados por sus padres por carecer de ayuda para su cuidado.

Profesionales especializadas les impartirán estimulación temprana. Tendrán 4 comidas diarias supervisadas por nutricionistas y cada profesora será responsable de 10 niños, lo que permitirá el efectivo trabajo con cada uno de ellos. Los Centros tendrán enfermería, comedor, espacios de descanso y actividades lúdicas y todo lo requerido para conseguir  que los infantes alcancen un óptimo desarrollo mental y físico.

Cuando se cumpla el programa, todos los pequeños, de cualquier condición, contarán con un entorno adecuado para que transcurra el mundo maravilloso de su infancia y estarán en pie de igualdad para iniciar su vida adulta. Serán  felices y participarán del Buen Vivir desde su primera niñez.

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