Hasta la semana pasada el tenista Jerzy Janowicz era un desconocido para la mayoría de los aficionados al tenis, con la posible excepción de su país natal, Polonia. Pero eso cambió cuando este joven de 2.03 metros de altura, superando la fase clasificatoria del Masters 1000 de París, se plantó en la final del torneo. Hecho que no sucedía desde el 2007, cuando el argentino Guillermo Cañas perdió contra Novak Djokovic en la final del Masters 1000 de Miami, Florida.
Solamente dos jugadores han podido ganar un Masters 1000 provenientes de la “qualy”, los españoles Roberto Carretero, monarca en Hamburgo 1996 y Albert Portas, ganador en 2001 ante su compatriota Juan Carlos Ferrero.
¿Cómo es posible que un jugador con cinco años compitiendo en el circuito profesional y que inició el 2012 fuera de los 200 primeros del ranking, de repente gane 7 juegos consecutivos a los mejores del mundo en uno de los torneos más importantes del planeta?
El camino no fue nada fácil para Jerzy, quien cumplirá 22 años este 13 de noviembre. Siempre contó con el apoyo de sus padres, Jerzy y Ana Szalbot -ambos ex jugadores de volley- que siempre creyeron que su hijo sería un gran tenista e invirtieron mucho dinero para financiar su carrera, pues el apoyo económico de la federación de tenis de Polonia era casi nulo.
Jerzy empezó a perfilarse como un jugador de mucho potencial cuando como juvenil alcanzó las finales de singles en Roland Garros y el abierto de Estados Unidos, y se ubicó entre los 5 mejores de su categoría. Pero la transición al profesionalismo no fue fácil para él. No se consolidaba entre los 100 mejores del mundo, un ranking que permite ganar dinero, como para no preocuparse por el financiamiento de viajes, entrenador, preparador físico y otras expensas.
Janowicz incluso recibió una oferta de la federación de tenis de Qatar para adquirir la nacionalidad y formar parte del equipo Copa Davis de ese país, y ellos a cambio financiaban su carrera, oferta que no aceptó, y decidió seguir adelante con lo poco que ganaba en los Futures y Challengers; además del incondicional apoyo de sus padres para seguir entrenando en la ciudad de Lodz, donde nació.
A comienzos de este año no pudo viajar a jugar la clasificación del Abierto Australiano, debido al alto costo de pasajes y hospedaje. Pero el trabajo que viene realizando con su entrenador finlandés Kim Tiilikainen, -quien vive en Polonia y es otra de las personas que confía en él- empezaba a dar sus frutos. El pasado julio, Jerzy, tras ganar 3 partidos de la “qualy” y dos en el cuadro principal, alcanzó la tercera ronda en Wimbledon y por primera vez logró meterse entre los 100 mejores de la ATP, cumpliendo su meta que era entrar directamente al cuadro principal del US Open, donde cayó en primera ronda frente al norteamericano Dennis Novikov, el número 1.098 del mundo, que entró al torneo por medio de una invitación.
Este año ganó también los Challengers de Roma, Scheveningen (Holanda) y Poznan (Polonia), todos en cancha de arcilla, lo que demuestra que es un jugador valioso en cualquier superficie. Para tener una idea clara del progreso del polaco esta temporada, basta ver que el pasado enero jugó un torneo Future en Gran Bretaña y perdió en la final, por eso su historia es una historia de esfuerzo, sacrificio y perseverancia en esta carrera.
Hasta la decisión de participar en París no fue fácil para él; debía decidirse entre jugar el cuadro principal de un Challenger en Ginebra o la “qualy” de un Masters 1000. Finalmente se decidió por jugar el Masters, donde en la primera ronda clasificatoria venció al ruso Dmitri Tursunov y en el partido por el pase al “main draw” vence al francés Florent Serra; de esta manera accedía por primera vez en su carrera al cuadro principal de un Masters 1000.
En primera ronda derrotó 7-6 y 6-4 al número 19 del mundo, el alemán Philipp Kohlschreiber. En la segunda al croata Marin Cilic (15 ATP) en dos sets; en octavos de final le gana al británico Andy Murray (3 ATP), logrando así la mayor sorpresa del torneo. Jerzy lo doblegó en parciales de 5-7, 7-6 y 6-2. En cuartos de final derrota a otro Top 10, el serbio Janko Tipsarevic. En semifinales se enfrentó al francés Gilles Simon (20 ATP) y lo hizo con un 6-4 y 7-5. Janowicz no lo podía creer. En la rueda de prensa declaró: “no sé qué decir. Vine a jugar la clasificación y estoy en la final. Cuando pasé la “qualy” ya estaba feliz; es difícil creer que esto me pasó a mí”.
Su entrenador en una entrevista dijo que no lo podían creer. “Ganar a jugadores como Tipsarevic, Murray Cilic, que los vemos casi siempre por la televisión. ¿Que está pasando?”, se preguntó Tiilikainen. Según el “coach”, todo es producto de un cambio de actitud en Jerzy, de haber encontrado madurez y un balance en su temperamento que no tenía, ya que unas veces se enojaba mucho dentro de la cancha y otras parecía extremadamente pasivo.
Janowicz se mueve bien a pesar de su estatura. Tiene un gran servicio, toque y potencia en sus golpes de derecha y de revés y los últimos 3 meses comenzó a utilizar el “drop- shot” con mayor frecuencia. Ya en el Masters de París le dio muy buenos resultados, a pesar de ser una cancha techada (cubierta) y rápida.
A pesar de perder en la final contra David Ferrer, quien merecidamente se adjudicó su primer título Masters 1000, Janowicz dejó París como un ganador; ahora es el número 26 del mundo, la gente habla de él. Es un jugador con carisma, que dejó de ser una promesa y muchos lo señalan como un “top 10” en un futuro muy cercano. Ya los “sponsors” no tardarán en llegar, pues antes de París no tenía contrato con ninguna marca de raquetas o ropa deportiva.
Ya no deberá disputar las fases clasificatorias en ningún otro torneo. Como el mismo dijo hace poco: “su vida cambió, mientras jugaba las semifinales y la final en París”. Afuera de su casa, en Lodz, habían 9 o 10 unidades móviles de televisión bloqueando la entrada, Jerzy deberá adaptarse a estas nuevas situaciones.