Diversos sectores del moribundo poder de la partidocracia claman porque el Alcalde corra para la reelección y complete 18 años. No hay dudas de que este líder de la derecha es su última carta, focalizada en esta ciudad; por ello desesperan y se aterrorizan recordando la última contienda electoral en la que perdieron por paliza (16 a 4).
Rafael Correa no se ha opuesto al derecho de participar de Nebot; sí ha denunciado algo que es evidente, el doble discurso de los que lo auspician, pues ellos han sido sus críticos permanentes y les tortura la posibilidad de una nueva reelección.
Lo que en verdad lo sacó de casillas fue la propuesta del “cambio generacional”. Allí perdió los estribos y olvidó el dicho popular guayaco “el sabido nunca brinca”, esto a pesar de que había acusado al Presidente de “picado”, recordándole que “el que se pica pierde”.
Pero Nebot queda al descubierto como el verdadero picado, cuando al refutar a Rafael Correa arremete grotescamente contra los presidentes de la ALBA reunidos en su ciudad, acusándolos de “tótems” (objetos emblemáticos de la naturaleza, generalmente un animal, propio de la mitología de tribus salvajes, que se convierten en sus protectores). Incluyendo en su desaguisado al líder latinoamericano Fidel Castro y a su hermano Raúl, de reconocimiento universal por sus heroicas acciones en beneficio de su pueblo, al igual que al combatiente bolivariano Hugo Chávez, tempranamente desaparecido, hecho que conmovió a la humanidad progresista y a millones de venezolanos.
Fue un disparate que el Alcalde socialcristiano y su “modelo” municipal busque compararse con esos líderes latinoamericanos, que al igual que el sandinista Daniel Ortega arriesgaron su vida por liberar a sus pueblos de las tiranías pro imperialistas y los gobiernos oligárquicos dominantes que la derecha añora.
Los héroes a los que el Alcalde quiso ofender han tenido claridad de ideas y valentía probadas, y dispuestos estuvieron siempre a ofrendar sus vidas por la causa popular, la soberanía de sus países y la construcción de una nueva sociedad, con democracia participativa, indispensable para la construcción de un modelo de equidad y justicia, teniendo al pueblo como objeto central de la economía y a los trabajadores como factor fundamental frente a los dueños del capital, grupos oligárquicos que históricamente lo han explotado, provocando atraso y miseria.
El problema no es de candidatos ni de sus edades, sino de los intereses que representan y propuestas que en beneficio del pueblo y la nación tengan. Por lo demás, las tendencias han sido claras. Rafael Correa ha ganado tres elecciones para Presidente de la República y las dos últimas en una sola vuelta con amplísimo margen; ha liderado el triunfo popular en otras seis elecciones, incluyendo tres consultas. En todas derrotó a la derecha, uno de cuyos líderes fue Nebot, quien -además- ha perdido dos elecciones para Presidente, una con Sixto Durán-Ballén y otra con Abdalá Bucaram; le quedan pocas ganas y fuerza política; lo saben sus amigos, los del doble discurso, que lo obligan, desesperados, a un nuevo período de gobierno citadino. Los tótems fueron y son pesadilla para la derecha latinoamericana.