En los estertores de partidocracia moribunda, en su ocaso cercano, definitivo, y frente a los hechos delictivos del tráfico de las filiaciones ,y la compraventa fraudulenta -ya descubierta- de las falsas adhesiones que permitiera la inscripción de partidos y grupos a quienes el pueblo en reiteradas ocasiones les negó su apoyo, aparecen en absoluta plenitud los logros de la Revolución Ciudadana revelados en el discurso presidencial ante la Asamblea Nacional que sustentan una realidad vital y nueva de progreso, nacida no del instintivo y pertinaz aferramiento oligárquico de poseer el poder, ni tampoco de entelequias sustentadas en obsesiones intermitentes de caudillos fabricados en garitos, poblados de contrabandistas y, desde luego, jamás de los cesarismos seudodemocráticos de políticos llenos de conceptos sin contenidos.
La intervención de la Función Ejecutiva para entregar y testimoniar la marcha de la nación, dirigida a todo el conglomerado social, es un pieza oratoria memorable, no solo por su estilo directo que permite al presidente Rafael Correa afianzar la madurez ideológica y la firmeza de sus convicciones, lo que le posibilita, además, imprimir emoción, originalidad y autenticidad a su excepcional capacidad de interpretación de los problemas y acontecimientos nacionales e internacionales, también y por sobre todo por testificar su insobornable posición e indeclinable accionar de luchar contra la miseria, la corrupción y por el bienestar de los ecuatorianos y la equidad social y el futuro de excelencia que implican los principios del buen vivir.
La coordinación e identidad, y lealtad de los estamentos del poder, se manifiesta cuando el vicepresidente Lenín Moreno, cuya conducción del programa más importante del planeta, conducente a visibilizar, ayudar, proteger, prevenir y entregar rehabilitación a la totalidad de la población ecuatoriana discapacitada lo han hecho candidato al premio Nobel, afirma: “Agradezco a Rafael Correa por haberme incluido en este proyecto político. La buena savia del gabinete presidencial, las altas ideas de responsabilidad gubernativas que animan su interacción solventaron en sus mensajes normas y preceptos de connotaciones éticas y técnicas; la información veraz que permite conocer al pueblo la arquitectura de una sociedad distinta, que respeta los derechos y garantías de los seres humanos y de la naturaleza y está orgullosa de su diversidad étnica y cultural.
Sí, porque cuando Jorge Glas nos establece el “cambio de la matriz productiva a través del cambio de la matriz energética” señala un futuro de desarrollo económico sustancial e inédito, la afirmación de Raúl Patiño de que “indígenas, afros y montubios son parte de la cancillería” muestra que el nacimiento de una patria nueva, sin privilegios ni discriminación, es una realidad en construcción, o el pensamiento de María Fernanda Espinosa respecto a “que la recuperación histórica devuelve la identidad popular” es fundamental.
Empero, ¿cuál ha sido la reacción de la oposición política y los poderes fácticos -que aparentan ser una misma cosa- al informe presidencial?, pues la esperada, excepcionalmente visceral. Así, por ejemplo, algún itinerante en varios partidos políticos contrahechos solventó sin ninguna razón y conocimiento constitucional o rubor: “Correa viola la Constitución al realizar un informe comparado con datos de gobiernos anteriores”. Tremenda afirmación de este legislador que parece no conocer el método científico que se enseña en la Educación básica.
Un diario de la localidad consideró importante colocar la fotografía de niños con el Primer Mandatario en su despacho para graficar un reportaje político muy complejo, exponiendo a los menores y haciendo tabla rasa del Art. 52 del Código de la Niñez y Adolescencia vigente y del Pacto de San José. ¡Qué vergüenza! ¿Hasta cuándo?