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El Telégrafo

EE.UU., sin excusas para espiar

27 de septiembre de 2013

Estados Unidos no quiere que se junten dos temas que se han superpuesto en el encuentro de la ONU de estos días: por un lado la pretensión de ataque a Siria por uso de armas químicas, por otro el espionaje de EE.UU. a todo el planeta (incluso a sus propios ciudadanos) realizado con la excusa del terrorismo.

Es que las dos cuestiones se llevan muy mal entre sí. Como si no bastara con que los jueces de la ONU no señalaron al Gobierno como responsable del uso de las armas químicas detectadas -no señalaron al Gobierno ni a la oposición-, es la excusa del terrorismo la que EE.UU. ha usado para espiar. Las víctimas del espionaje no serían víctimas, según el lenguaje singularmente cínico de Kerry, sino que serían “beneficiarios” de la no querida “protección” que unilateralmente la potencia del norte habría ejercido. Nada menos. Los espiados deberían agradecer, no sentirse ofendidos por el atropello a sus derechos individuales y a sus soberanías nacionales.

Pero Dilma fue frontal en el discurso de apertura: Brasil se sabe defender solo, no necesita “papás” no queridos, y asume el espionaje como una afrenta a las relaciones diplomáticas y la autonomía de su país. La respuesta de Obama, no por esperable fue menos insólita: defender el autoasumido “rol de Estados Unidos en el mundo” (¿?), con una arrogancia inaudita que los pone como providenciales “gendarmes generales” del planeta; y agregar que se hará cuidando de no violar la soberanía de otros países, pero solo “dentro de lo posible” (¿?).

Brasil fue claro: no acepta la excusa del terrorismo para la “protección” forzada que propone Estados Unidos (que todo el mundo sabe que cumple otras finalidades, incluso servir para obtener ventajas en lo tecnológico y empresarial). Pero si se junta el tema de Siria al del espionaje, salta a la vista que en Siria Al Qaeda está del mismo lado que los Estados Unidos: y que así como este invadió Afganistán con el pretexto del terrorismo islámico, en Siria está junto al terrorismo islámico contra el gobierno de Assad. Es más, resulta por demás sabido que el armamento ultrasofisticado de la resistencia siria proviene de Occidente, con lo cual no sería raro que los gobiernos occidentales estén proveyendo de armas -directa o indirectamente- al terrorismo de Al Qaeda.

Curioso, ¿verdad? Se interviene, invade y espía para luchar contra el terrorismo, pero al mismo tiempo se puede coincidir con él. Todos recordamos cómo los mujaidines en Afganistán fueron aliados de los Estados Unidos contra la invasión soviética de la época; y ahora, una nueva convergencia entre estos actores estaría apareciendo. Lo increíble es que a la misma vez pretenden que se justifique el (en cualquier caso injustificable) espionaje planetario, en nombre de la lucha contra Al Qaeda.

Demasiada inconsistencia, en medio del ruido mediático por cambiar el veredicto de los jurados de la ONU que señalaba que “alguien usó armas químicas” por un inventado “el Gobierno sirio usó armas químicas”. Por suerte ya los gobiernos latinoamericanos no son títeres del norte y ha habido suficientes voces de disidencia y de dignidad de nuestras naciones, en medio de tantos gobiernos “agachados” al estilo de los europeos.

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