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El Telégrafo

EE.UU. bajo presión

17 de octubre de 2013

Durante la Asamblea anual del FMI y el Banco Mundial, celebrada en Washington la semana pasada, algunos de sus funcionarios manifestaron su preocupación por la posibilidad de un impago sin precedentes de la deuda federal estadounidense.

En dicha reunión, el grupo de las mayores economías mundiales y de los países emergentes (G20) emitió una comunicación oficial, donde pidió a Estados Unidos que adopte “acciones urgentes” para resolver el estancamiento político que ha cerrado parcialmente el Gobierno y demorado la aprobación de una ley para elevar el límite de su deuda. El ministro de Finanzas de Rusia dijo que el grupo esperaba una solución “lo más rápida posible” para enviar un mensaje de calma a los mercados.

A propósito, el presidente del Banco Mundial señaló  “estamos en un momento muy peligroso” y solicitó a los gobernantes de EE.UU. que lleguen a un acuerdo sobre el tope de endeudamiento. “Cuanto más nos acercamos a ese plazo, mayor será el impacto para las naciones en vías de desarrollo y descarrilará la frágil recuperación económica”, sentenció.

En consecuencia, con el fin de solucionar el impasse político, el presidente Obama se reunió con el líder de la mayoría demócrata, Harry Reid, y el de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, al llegar a un punto muerto en las negociaciones con el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, quien a puerta cerrada con sus compañeros de bancada reconoció que las conversaciones con la Casa Blanca habían sido infructuosas.

Parece, por tanto, que los esfuerzos en desbloquear la situación se han vertido sobre el Senado, que incluso podría recurrir a una excepción parlamentaria, conocida como “opción nuclear”, para someter a voto el aumento del techo de la deuda. Esta alternativa cambiaría las reglas en el Senado y pondría fin al entrampamiento, al requerir solo una mayoría simple y no de 60 votos, a la posibilidad de que una minoría empecinada obstaculice decisiones que afectan a todo el Gobierno.

En definitiva, si antes de este fin de semana no autorizan un mayor endeudamiento, vendrá pronto el apocalipsis financiero. Una mora del Gobierno Federal desataría una catástrofe económica planetaria, obligando a la Reserva Federal a devaluar el dólar, incrementando las tasas de interés, arruinando a mercados y naciones; colapsarían la recuperación económica, la reforma sanitaria y el control del Poder Ejecutivo. Sería como un golpe de Estado contra Obama.

Mientras que, si hay un acuerdo en el Senado, se desbloquearían las asignaciones presupuestarias hasta el 15 de enero de 2014, acabando con el cierre parcial de la Administración Pública y, al mismo tiempo, permitiría aumentar el techo de endeudamiento, actualmente en 16,7 billones de dólares, para que se puedan financiar las operaciones del Departamento del Tesoro hasta mediados de febrero del próximo año, lo que daría un término mayor para negociar los planes de reducción del déficit a largo plazo.

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