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El Telégrafo

Edvard Grieg (I)

17 de diciembre de 2012

Este compositor llega al mundo el 5 de junio de 1843, en Noruega, en el seno de una familia cuya madre, Judith Hagerup, es una buena pianista que goza de cierta reputación como escritora, talentos que sabe transmitir a su cuarto hijo, Edvard.

Ella le inculca un conocimiento acerca de la música, basado sobre las obras de grandes compositores, como Mozart, Beethoven, Weber y Chopin, y lo alienta en sus primeros intentos creativos, los mismos que nunca son bien vistos por sus compañeros de estudios y profesores, cuya gran mayoría se burla de sus creaciones musicales.

Se debe recalcar que desde los cinco años de edad, y cuando no ha recibido aún una sola clase de piano, Grieg disfruta manipulando el teclado con ambas manos para obtener así combinaciones que le producen una alegría especial, aunque todavía no pueda explicar en términos técnicos el descubrimiento realizado.

El placer de dejarse arrastrar por las combinaciones de toda clase de notas para llegar al reino de la armonía y al mundo del ensueño se convierte en adelante en el interés fundamental de la vida del artista. Posteriormente, cuando logra fundir en un solo crisol musical su lenguaje armónico personal con la música folclórica de su terruño y con su profundo sentimiento de amor por Escandinavia, puede encandilar al mundo con la maravillosa producción artística de su inmensa cosecha.

El Conservatorio de Leipzig es la institución escogida por Grieg para desarrollar sus prometedoras aptitudes. El régimen dictatorial y poco imaginativo de educación musical que él encuentra son contrarrestados por su firme voluntad. Termina este centro de estudios con el reconocimiento de sus profesores, que lo catalogan de pianista sobresaliente y de uno de los mejores alumnos, tanto en los aspectos teóricos de la composición como en los prácticos.

Grieg regresa pleno de ilusiones a su tierra, portando una carpeta de composiciones suyas, basadas en las tradiciones alemanas. En ese entonces Dinamarca, Noruega y Suecia son un solo país cuyo centro cultural está en Copenhague.

En ese entonces, Oslo es una aldea grande en la que la vida cultural está en gérmenes y donde los conciertos son infrecuentes, por lo que Grieg reside en Copenhague, ciudad que es el centro de las actividades artísticas y culturales de Escandinavia.

Durante su estancia en Dinamarca tiene estrecha amistad con  Rikard Nordraaak, más tarde autor del himno nacional de Noruega, quien lo estimula a dedicar su talento musical al espíritu de la causa nacional, su país.

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