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El Telégrafo

Ecuatorianos “presidenciables”

24 de mayo de 2012

La próxima contienda electoral trae la muy rara situación de votar por la reelección del Presidente en funciones frente a un grupo de candidatos que también aspiran a ser presidentes de la República y que yo los llamo  ecuatorianos “presidenciables” usando este común, pero no aceptado, adjetivo político.

Muchos expertos han analizado en detalle la necesidad que tienen los “presidenciables” en el Ecuador de exponer propuestas claras de gobierno y no simplemente la absurda y pertinaz tendencia que tienen de  hacer oposición al Presidente como único argumento electoral.

En su lugar,  acompáñenme a mirar la empresa país y lo que necesita la persona que quiere gobernarla para hacer que los ciudadanos crezcan. Un estudio reciente de la organización de investigación Gallup demuestra que el 65% de la gente que renuncia a una institución lo hace porque en realidad quiere abandonar a sus jefes. Y eso es lo que ha sucedido en el país por décadas. Sus mandatarios fallaron y la gente emigró del Ecuador, no solamente a buscar fortuna en otros lugares, sino como rechazo a dichos gobernantes, muy faltos de liderazgo.

Los líderes tienen en común el reto de conseguir de su gente el mejor esfuerzo, lo cual está condicionado al manejo de tres variables: las necesidades del líder, la cultura o atmósfera de la organización  y la competencia y potencial que tiene su gente.

Los líderes excepcionales son raros. Unos nacen con habilidades especiales, pero todos tienen que aprender y cultivar el arte y la ciencia del liderazgo. Y es que los verdaderos líderes son los auténticos promotores del cambio. 

Stephen R. Covey describe en su libro “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva”,  treinta y dos principios que una vez en acción se transforman en siete hábitos basados en fundamentos de carácter ético que son permanentes y universales y que construyen al líder. Covey habla de las batallas que tiene que enfrentar el aprendiz de líder para conseguir los siete hábitos que le dan  las victorias: privada y pública lo cual le permitirá construir su carácter y  guiar a la gente.

Mi hábito favorito es la proactividad, mediante la cual, ante un estímulo,  con nuestro libre albedrío,  escogemos la respuesta más adecuada. Es la cualidad que nos faculta para responder a los requerimientos de la vida con responsabilidad por medio de nuestros principios y valores. Y reconociendo que somos predeciblemente irracionales, nos hace actuar como seres humanos que es el requisito básico para ser líder.

El liderazgo es esencial para los “presidenciables”. La tecnología nos permite acceder en tiempo real a todas las acciones de nuestros representantes  y emitir nuestra crítica o aprobación. Ahora los ciudadanos tenemos mucha libertad de decir a nuestros gobernantes lo que pensamos de ellos.  Y es por eso que percibimos inmediatamente la presencia de un líder.

Los “presidenciables” tienen, en primer lugar, que demostrar un liderazgo similar o  mejor en relación con el que hemos vivido estos cinco años de gobierno, durante los cuales la Revolución Ciudadana es una realidad por la forma de dirigir del presidente Rafael Correa para promover  el cambio en el orden de las cosas. Lo cual  beneficia a muchos ciudadanos de los grupos vulnerables y fastidia a unos pocos opositores de otros grupos de la sociedad.

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