Este 21 de mayo pasado, el Ecuador se sometió a su segundo Examen Periódico Universal (EPU) de Derechos Humanos. El primer EPU lo pasó en 2008, y en comparación con los resultados de otros países -incluso los occidentales-, el Ecuador salió bien librado, demostrando que es una nación con muy buenas credenciales en la protección y promoción de estos derechos.
En dicha ocasión, el país recibió 10 recomendaciones, en los ámbitos de sistema penitenciario, tráfico de personas, trabajo infantil, violencia de género, sistema judicial y discriminación por orientación sexual. Cuatro años después, el Ecuador se presentó nuevamente ante el Consejo de Derechos Humanos, para responder sobre las recomendaciones del primer examen y, además, para mostrar los importantes logros alcanzados en otros temas relacionados.
Así, durante su intervención, el Vicepresidente de la República resaltó el incremento en el acceso a educación y salud, la dignificación del trabajo, el reforzamiento del sistema de seguridad social obligatorio, los esfuerzos para integrar a las poblaciones afroecuatorianas e indígenas a la vida política, económica y cultural del país; el plan para erradicar la discriminación y la exclusión étnica, la defensa de los derechos de las personas migrantes, el trabajo en favor de los refugiados, la atención a las personas con discapacidades, la lucha contra la trata de personas y contra la violencia de género, la erradicación del trabajo infantil en basurales y la reforma del sistema penitenciario.
La respuesta de la comunidad internacional fue muy grata: de los 74 países que intervinieron en el examen, 56 aplaudieron los resultados de la gestión ecuatoriana. Sin embargo, la Unión Europea y los Estados Unidos, en colusión para atacar a los países del Sur, desnaturalizaron el carácter constructivo del ejercicio y, buscando el descrédito del Gobierno, criticaron duramente al Ecuador por la reforma del sistema judicial, por los juicios por injurias a periodistas y por encarcelar a manifestantes que cometen actos violentos.
Ciertamente al Ecuador aún le falta trabajar mucho para mejorar la situación de los derechos humanos, pero las críticas a las que fue sometido por estos países tuvieron un claro sesgo político. Detrás se encontraban los grandes emporios mediáticos que ven con desagrado la política ecuatoriana de democratización de los medios de comunicación. Así quedo evidenciado que, lamentablemente, los países del Norte están usando al Consejo de Derechos Humanos para influir políticamente sobre los demás Estados.
Esto es aún peor cuando, al criticar, europeos y estadounidenses olvidan responder por los vuelos de rendición de la CIA, por los cuales han sido denunciados de graves violaciones a los derechos humanos de ciudadanos de Oriente Medio.