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El Telégrafo
 Pablo Salgado, escritor y periodista

Ecuador, “una potencia cultural”

14 de febrero de 2014

Sucedió el mismo día. Por un lado, en un reportaje de RTS, la artista Olga Gutiérrez imploraba por una ayuda debido a su grave estado de salud. Por otro lado, en la Gobernación del Guayas, el presidente Rafael Correa anunciaba la apertura de la Universidad de las Artes.

Hace ya cinco años, el entonces ministro de Cultura, Ramiro Noriega, dijo en un discurso (cuando se entregaba una casa a la familia del músico imbabureño Milton Tadeo, quien murió enfermo y en la indigencia): “Que nunca más el Estado ecuatoriano llegue tarde para apoyar y salvar la vida de un artista nacional”.  Hace poco se realizaron varios actos de solidaridad con los artistas Martha Ormaza y Gonzalo Samper (y antes con Romel Pérez), quienes, al no contar con seguro social (ni otros beneficios), debieron acudir a la solidaridad de familiares y amigos para financiar los altos costos médicos.

El pasado 31 de enero comentábamos que la cultura estaba ausente de la campaña electoral. En buena hora ya varios candidatos se han referido a este tema y han realizado una serie de ofrecimientos. El propio presidente Correa, en la Universidad de las Artes, ofreció a los artistas la afiliación al seguro social y la profesionalización con títulos de tercer nivel por trayectoria de vida.  Los dos temas han sido propuestas que los artistas han planteado desde el inicio mismo del gobierno de la Revolución Ciudadana y hasta hoy no habían sido considerados.  

Asimismo, el alcalde Augusto Barrera convocó a un grupo de artistas para debatir un programa de gestión cultural desde el Municipio, ofreció recuperar el festival de cine Cero Latitud (“pero con otro nombre”) y descentralizar la cultura a las administraciones zonales. De su lado, el candidato Mauricio Rodas prometió, para las fiestas de Quito, el “mejor festival de música de América Latina”. Estas dos actitudes de los candidatos a la Alcaldía de Quito revelan también, en el modo de entender la cultura, los dos modelos políticos que están en juego. Con Barrera, el libre acceso al espacio público con artistas que exhiben sus creaciones al aire libre, por ejemplo. Y con Rodas, que predica la vuelta al pasado neoliberal, a la privatización del espacio público. Mientras Barrera dialoga con el ‘Pepe’ Mujica, Rodas tiene como aliados a Capriles y a Uribe.     

El hecho de que la cultura haya aparecido ya en las propuestas de campaña y, sobre todo, las promesas concretas del Presidente (que deberán ser implementadas por las respectivas autoridades del sector) es un importante avance. Mas aún si el Primer Mandatario también, aunque con poca imaginación, repitió la vieja propuesta de Benjamín Carrión: “Vamos a transformar al Ecuador en una potencia cultural”.

Podemos esperar entonces que sobre esta base (la promesa del Presidente) ahora sí, al fin, pueda aprobarse la nueva Ley de Cultura con un texto, tal como lo ofreció la asambleísta Ximena Ponce, consensuado con los actores culturales. Actores que se han reunido ya, por cuenta propia, en varias ocasiones y el colectivo de artistas escénicos lo volverá hacer, en Ambato, para presentar a la Asamblea también la expedición de una ley para las artes escénicas.     

Ojalá pronto no existan más casos como el de Olga Gutiérrez y el Estado pueda garantizar a todos los artistas nacionales el acceso a sus más elementales derechos: la salud, la vivienda y el empleo.

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