La revista International Living escogió, por quinto año consecutivo, a Ecuador como el mejor lugar para retirarse por el bajo nivel del costo de la vida, clima, servicios médicos, infraestructura, etc. La mayor parte de los jubilados extranjeros se radica en Cuenca, seguidos por Cotacachi, Quito, Vilcabamba, etc.
Cuenca es una ciudad pujante, que ha venido desarrollándose gradualmente. Cuenta con hotelería de calidad, buenos servicios públicos, infraestructura física, servicios financieros, sistemas de salud, de telecomunicaciones, etc. Es un polo industrial, que ahora tiene un proyecto de producción de biogás con la quema de la basura. La “Atenas de los Andes” se ha convertido en un lugar ideal para vivir, por ello es un paraíso para los jubilados extranjeros.
Quito acaba de ganar el premio World Travel Awards en la categoría Destino Líder de Sudamérica, con el Centro Histórico mejor conservado de la región. Es un “Oscar” al turismo, que lo incentivará. Qué bien por los cuencanos, los quiteños y el país.
Necesitamos una política pública en turismo, pero no solo para las grandes empresas turísticas, sino también para el turismo comunitario, de pequeña escala¿Pero qué pasa con la Costa? ¿Qué lugares pueden ser los mejores para vivir? Según una publicación, General Villamil, Playas, tiene el segundo mejor clima del mundo, hermosas playas, con cálidas aguas, buena gastronomía, etc. Sin embargo, hay una infraestructura pública deficiente, escasos servicios básicos, débiles telecomunicaciones, poca atención en salud, inadecuada seguridad, etc. Las administraciones municipales no se han preocupado mucho del balneario. Sin embargo, hay otras zonas que van desarrollándose y que tienen mucho futuro, como es la Ruta del Spondylus, donde se encuentran algunos de los mejores balnearios del país, como Salinas, Ayangue, Montañita, Olón, Puerto Cayo, Bahía de Caráquez, etc. Pero es necesario promocionar el turismo para impulsar el desarrollo de la zona, que requiere una alianza estratégica del sector público (con los gobiernos autónomos descentralizados, GAD) y privado.
El Gobierno ha contribuido. La nueva autovía a la Costa y la carretera de la Ruta del Spondylus aportan una buena infraestructura física, pero faltan señales, telecomunicaciones, servicios públicos eficientes, sobre todo en salud, alcantarillado, aguas servidas, recolección de basura, etc., en cuanto al servicio al turista se carece de información, orientación, promoción, redes turísticas, etc., que son limitantes para atraer a turistas extranjeros y nacionales. Necesitamos una política pública en turismo, pero no solo para las grandes empresas turísticas (cadenas hoteleras), sino también para el turismo comunitario, de pequeña escala, ecológico, de carácter rural, etc. El turismo es una industria sin chimenea, con poco impacto ambiental, generadora de empleo y redistribuidora del ingreso.
El nuevo Ministro de Turismo ha anunciado un plan de 5 puntos: seguridad, calidad de los servicios, destinos, conectividad y promoción. Con el cambio de la matriz productiva se propone impulsar el turismo. Esperemos que el plan se aplique y los GAD contribuyan con infraestructura y servicios, que les corresponden. Hay que aprender de los países líderes en turismo, principalmente latinoamericanos, buscando la asociación del sector público y privado para el desarrollo turístico del país, que aumentará el empleo.