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El Telégrafo
Ramiro Canelos

Ecuador y México: ¿un simple acuerdo comercial?

09 de junio de 2022

El ministro de la Producción, Julio José Prado, ha manifestado últimamente que las negociaciones con México se han extendido más allá de lo planificado por su reiterada negativa de otorgar acceso al mercado mexicano del banano y el camarón ecuatoriano, productos que, por cierto, son de calidad mundial y forman parte fundamental de nuestra oferta exportable. Es conocido que existen sensibilidades en determinados productos al momento de cerrar un acuerdo comercial; sin embargo, existen muchas alternativas para diseñar regulaciones y períodos de desgravación mutua que harían factible suscribir el acuerdo comercial. Para contextualizar la importancia que puede tener este acuerdo un breve análisis de una serie de datos de cinco años atrás del Banco Central del Ecuador nos permite apreciar que tenemos un permanente déficit de balanza comercial con México, (importamos $680 millones anuales en promedio y exportamos $133 millones anuales). En términos del total de exportaciones e importaciones del Ecuador el comercio con México es muy marginal ya que representa el 0,6% del total de las exportaciones y el 3,1% del total de importaciones. Será aún más marginal desde la perspectiva mexicana. Adicionalmente y en el ámbito de América Latina, la Alianza del Pacífico – según sostiene la CEPAL - solo destina el 3% de su comercio hacia los propios países. En este sentido, la poca significancia en términos del tamaño del intercambio mutuo comercial, nos indica que existe una enorme oportunidad de avanzar en el comercio regional, pero a su vez también nos indica que México carece de una estrategia regional de comercio al poner obstáculos a estos productos e impidiendo de esta manera cerrar el acuerdo con un país que pugna por formar parte de esta alianza. Hace bien el ministro Prado en manifestar que “si en cualquier acuerdo comercial no vemos condiciones óptimas, podemos tomar una decisión política de frenar el avance”.

Está claro que de esta crisis de enormes proporciones los esfuerzos nacionales serán insuficientes para superarla, más aún el marco de una economía mundial más regionalizada alrededor de tres grandes polos productivos: América del Norte, Europa y Asia Oriental. Existe ahora mismo un cambio cualitativo en la concepción y gestión de una globalización que va a privilegiar el comercio con cadenas de valor más cortas por lo que se requiere de una visión política y comercial que profundice la integración regional como un factor de desarrollo social y económico sustancial ya sea en el corto plazo -para salir más pronto de la crisis- y en el mediano y largo plazo, para fortalecer la diversificación e innovación productiva en tanto promueva un comercio sostenible y resiliente a través de reforzar los encadenamientos productivos que incorporen valor agregado y tecnología, lo que deriva en un progreso multisectorial como por ejemplo, en la educación y el mercado del empleo.

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