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El Telégrafo
Christian Gallo

Dr. Strangelove o el arte de la disuasión

07 de marzo de 2022

El pasado 27 de febrero, la atención de occidente se centraba en una sola persona: Vladímir Putin. Al cuarto día de la invasión rusa en Ucrania, y como respuesta a las medidas sancionatorias impuestas por occidente, el presidente de la Federación de Rusia había citado a su ministro de defensa, Serguéi Shoigú, así como a su jefe de Estado Mayor, Valeri Guerásimov, a fin de activar a las fuerzas de disuasión del ejercicio ruso en lo que denominó como un “modo especial de combate”.

La orden dictada por Putin causó un enorme revuelo en el resto del mundo, por cuanto las fuerzas de disuasión rusas están compuestas tanto por armas de defensa estratégica nuclear, como no nuclear. Como era de esperarse, varios líderes mundiales reaccionaron ante el anuncio de Putin calificándolo como de “peligrosa retórica” o “comportamiento irresponsable”.

No obstante, lo que más llamó la atención de la noticia, fue que, en las imágenes transmitidas por la televisión local rusa, podía evidenciarse una cierta tensión e incomodidad de los dos generales que contrastaba fuertemente con la frialdad cuasi reptiliana del premier ruso. En este contexto, fue imposible no relacionar esa imagen con otra proporcionada por una de las mejores comedias negras producidas en la década de los sesenta.

Dr. Strangelove: o cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba” (1964), genial obra de Stanley Kubrick (que cuenta con las extraordinarias actuaciones de Peter Sellers, George C. Scott y Sterling Hayden), aborda el temor de una tercera guerra mundial y de la aniquilación nuclear desde el humor negro. En el filme, es un general norteamericano totalmente trastornado, quien ordena un sorpresivo ataque a la Unión Soviética con el fin de “descomunizar” al mundo. Así, el argumento transcurre en el intento de evitar el bombardeo de la URSS, toda vez que el mismo desencadenaría una respuesta inmediata por parte de ésta a través del “doomsday machine”, un dispositivo creado por los soviéticos para terminar con toda forma de vida en la tierra a través de la contaminación radiactiva.

En el filme de Kubrick, aparecen dos escenas peculiarmente interesantes sobre las cuales puede trazarse un paralelismo con la situación actual. La primera, es un diálogo de Dr. Strangelove, un asesor del gobierno norteamericano, quien cita a Thomas Schelling cuando dice “la disuasión consiste en el arte producir en la mente del enemigo el miedo a atacar”. La segunda, es la protagonizada por el trastornado general Jack D. Ripper (interpretado por Sterling Hayden), para justificar el por qué de su sorpresiva orden de ataque. En este caso, el personaje cita a Georges Clemenceau cuando dice: “La guerra es un asunto demasiado importante como para dejárselo a los generales”.  De esta forma, Kubrick resume a través de sus personajes y de manera extraordinaria la llamada política de disuasión, misma que se asienta sobre la doctrina de la destrucción mutua asegurada

En efecto, la película fue estrenada dos años después de la crisis de los misiles, uno de los episodios más conflictivos de la guerra fría en cual, a través de un avión espía, los EE. UU. descubrieron la instalación de varios misiles nucleares balísticos en las costas de cubanas, aliadas al régimen soviético. Esta instalación se habría dado, supuestamente, como una respuesta a la construcción de bases nucleares norteamericanas en Turquía. En este contexto, es innegable la influencia que jugó este episodio histórico en el argumento de la obra de Kubrick, toda vez que, como nunca en la historia, las dos potencias de aquel entonces habían cobrado suficiente conciencia del potencial lesivo de sus acciones.

Curiosamente, en el año 2015, cuando Putin recibió a Oliver Stone con motivo de una serie de entrevistas que este se encontraba filmando para el documental llamado “The Putin interviews” ambos vieron la película de Kubrick. Luego de ello, Stone preguntó a Putin, qué sucedería si se diese una guerra entre los EE. UU. y Rusia a lo cual este respondió con total naturalidad que nadie sobreviviría. Así mismo, y refiriéndose a la película, el presidente ruso dijo en aquel entonces que, a pesar de lo ficticio de los hechos, en el filme existen motivos serios y mensajes importantes para reflexionar, concluyendo que, desde el tiempo de la película la situación no ha cambiado, sino que se ha tornado más peligrosa.

Ahora bien, querido lector, ¿cómo toma usted al anuncio hecho por Putin? ¿Está acaso usando a la política de disuasión como una herramienta a favor de sus intereses? ¿O simplemente perdió la cabeza y está dispuesto a dar paso a la aniquilación mutua? Quizá, la respuesta está en el contrapunto hecho a la frase de Clemenceau: si la guerra es un asunto demasiado importante como para dejárselo a los generales, la paz es demasiado delicada para dejarla en manos de los políticos.

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