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El Telégrafo

¿Dónde cae?

31 de mayo de 2013

El discurso del presidente Rafael Correa fue un emotivo recorrido por los círculos de debate que se priorizaron en los últimos 6 años. Una esquematización interesante de los aciertos y los desafíos que se han conjurado alrededor del proyecto político que ha impulsado. Un discurso lleno de guiños, como la referencia al “Yo acuso” de Émile Zola o a la juventud política representada por Gabriela Rivadeneira, y cuya retórica se mantuvo dentro de las expectativas propagandistas que han caracterizado a la Revolución Ciudadana.

Hubo un énfasis particular en el funcionamiento del capital en el mundo y las perversas condiciones y dependencias que se han generado a partir de una progresiva neocolonización de las instituciones e instrumentos políticos, jurídicos y económicos que componen el sistema internacional. En el país hay un paradigma de desarrollo exógeno adoptado por una élite que ha copado los espacios de debate que no ha evolucionado desde la década de los 90 y que cree en la panacea de la liberación del comercio internacional y la inversión extranjera directa.

El crecimiento se genera realmente puertas adentro. La inserción en la
economía mundial no es cualitativamente calificable...
Sí, la inversión extranjera directa genera riqueza. Lo importante es determinar cuánta de esa riqueza efectivamente se queda en el país y cuánta regresa a las multinacionales que, al final del día, son las que tienen la capacidad financiera y económica para generar esta inversión, monopolizarla y lucrar de ella. El TLC de Colombia, el ticket premiado de Colombia (y lo que supondría la destrucción económica de Ecuador), resultó en una protección a las inversiones extranjeras sobre los intereses nacionales y una adquisición monopólica de grandes segmentos del mercado por transnacionales. Más allá, en un país donde la inversión extranjera directa comprende el 2% del PIB.

Así que, como consecuencia de la cesión de soberanía en cuestiones legales y de política pública (por eso se llaman tratados bilaterales de protección a las inversiones), entramos en un juego donde tenemos las de perder, cuando los jueces internacionales y las partes extranjeras tienen el mismo interés.

El crecimiento se genera verdaderamente puertas adentro. La inserción en la economía mundial no es cualitativamente calificable, es parte de la estructura económica mundial. A partir de esto, es imperante priorizar nuestra capacidad productiva, pero sobre eso, nuestra capacidad de utilizar al capital como un medio para generar ese fin anhelado que es el Buen Vivir, y no priorizar al capital sobre la persona.

Lo cual ruega la pregunta: ¿Dónde cae el acuerdo comercial con la Unión Europea?

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