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El Telégrafo

Disimulada campaña electoral

24 de agosto de 2013

La reciente victoria electoral de Alianza PAIS y su líder Rafael Correa ratificó el éxito de las obras sociales del régimen socialista siglo XXI y significó otro certero golpe a la moribunda partidocracia y a la oposición, incluida su principal aliada, la prensa comercial. Se ganó una batalla y vendrá otra, por la renovación de los gobiernos seccionales en febrero de 2014. Es tarea heroica enfrentarse al poder de la oligarquía  que no cede y se resiste a perder sus privilegios y halagos del deteriorado sistema neoliberal. Ya se ha clausurado o cerrado el plazo de inscripción de las organizaciones políticas en sus diversos matices, que se alistan con desesperación a participar en los próximos comicios.

Al margen  de las decisiones que adopte el Consejo Nacional Electoral (CNE), disimuladamente la débil oposición política con el apoyo de la banca, la Cámara de Comercio  y un sector de la prensa “independiente” ensaya estrategias para mantener el control del Municipio de Guayaquil, último bastión de la oligarquía del sector. El periodismo privado comienza a conceder espacios a representantes de los grupúsculos políticos que no alcanzaron el mínimo de votos en la contienda presidencial y de asambleístas, y que, de repetirse ese catastrófico resultado, perderían vigencia y con riesgo de desaparecer, definitivamente, del escenario nacional. Columnistas, identificados a plenitud con la derecha política, formulan un llamado a jóvenes y mujeres a incorporarse, desde ya, a movimientos partidistas en decadencia, con la única opción de lograr algún resultado favorable en las seccionales del 23 de febrero de 2014 y así escapar de una extinción probable.

Lean un enorme titular en primera página de un diario local, “La consulta del Yasuní  une a todos los frentes”. Se trata de una abierta insinuación a organizar una alianza política contra el régimen del Buen Vivir. Es similar estrategia del candidato único de la oposición que fracasó en el lance presidencial recientemente. Se reemprende el olfateo de los medios comerciales sobre  presuntos errores del Gobierno para promover otra fallida campaña de desprestigio contra el liderazgo de Correa. Se entiende que, en la próxima jornada electoral, la derecha intentará un resultado que le permita sobrevivir para frenar el avance de la revolución socialista, que sintetiza un cambio de estructura socioeconómica en provecho de los ecuatorianos menos favorecidos en la decadente era del capitalismo.

La lucha electoral de 2014  se radicalizará, porque la oligarquía presiente un catastrófico  desenlace final. Es que la prensa privada no puede silenciar la vasta obra social del régimen, a la vista de todos los ecuatorianos. A los columnistas de la derecha se les terminaron las argucias para agredir al Gobierno y solo les quedan sus inútiles mensajes para azuzar y conspirar. Recordemos que los supuestos aliados de la oposición se aíslan cuando asoman sus intereses, mientras el pueblo se moviliza bajo un denominador común, al fin, mejorar  sus  condiciones de vida, definitivamente.

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