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El Telégrafo
Shams Shamil

Una disculpa a Asia Bibi

30 de enero de 2019

La decisión del Tribunal Supremo pakistaní, que el martes desestimó una apelación contra la absolución de Asia Bibi, es encomiable. Los jueces han demostrado un inmenso coraje en su decisión de defender su veredicto del 31 de octubre de 2018, que liberó a esta mujer cristiana de casi una década tras las rejas.

No fue una decisión fácil. Somos conscientes de la sensibilidad que rodea el asunto de la blasfemia en Pakistán. Dos políticos importantes de ese país fueron asesinados por hablar a favor de Bibi. Hay ejemplos de manifestaciones violentas, donde linchan a presuntos blasfemos. Los que apoyan a las víctimas de las acusaciones de blasfemia son amenazados por extremistas. Luego están los grupos religiosos que usan las leyes contra la blasfemia para ganar más poder político.

Tampoco debemos olvidar que la naturaleza del caso de blasfemia contra Bibi no fue solo un asunto legal, sino que abarcó una serie de problemas políticos, principalmente la incapacidad del Ejecutivo para controlar a los islamistas y desviarse de la narrativa ultraislamista del Estado.

Los legisladores pakistaníes se han negado a abordar las polémicas leyes de blasfemia que han derivado en asesinatos brutales e innumerables encarcelamientos en las últimas dos décadas. La derecha religiosa maldecirá el medio año de gobierno del primer ministro Imran Khan por la decisión del tribunal, pero el jugador de crícket convertido en político ha mostrado un gran compromiso al defender el Estado de derecho.

El veredicto no debe ocultar el hecho de que Bibi, madre de cinco hijos, perdió sus mejores 10 años tras las rejas. Esto demuestra que debe reformarse el sistema legal de Pakistán, y que las leyes contra la blasfemia deben debatirse en el Parlamento sin temor a los islamistas.

Esta decisión histórica definitivamente ha allanado el camino para que Bibi pueda salir de Pakistán, un país donde los religiosos de línea dura van en busca de su sangre. Muchos países occidentales le han ofrecido asilo, por lo que es muy probable que abandone el país muy pronto. Es hora de que Bibi comience una nueva vida. Pero Pakistán definitivamente debe disculparse con ella. Y la mejor manera de hacerlo sería asegurándose de que ninguna otra persona sea víctima de las leyes de blasfemia. (O)

* Tomado de DW

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