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El Telégrafo

“Dios los cría y el diablo los junta”

07 de noviembre de 2012

La aceptación por parte del indígena Auki Tituaña de formar el binomio de Guillermo Lasso a la Presidencia de la República es la gran noticia de estos últimos días. De hecho, no es para menos. Esta campaña electoral tiene rasgos propios por el interés que suscita en la ciudadanía. Desde la llegada de Rafael Correa a la arena

política, la sociedad ecuatoriana ha dado un salto cualitativo. Anteriormente las campañas electorales se desarrollaban en medio de mucha apatía: la política era asunto de los políticos. Ahora las cosas han cambiado. Los procesos electorales han marcado en los últimos 30 años un camino: los ecuatorianos hemos ido desechando poco a poco los partidos que no sirven para el quehacer político a favor del bien común.

¿Qué pasa con Auki Tituaña? Choca frontalmente con la conciencia política general y su opción es opuesta a la identidad indígena. Auki Tituaña elige en la persona de Guillermo Lasso la clase social que ha sido la desgracia secular de los indígenas, que sigue siendo la causa de las inmensas desigualdades sociales que padece el país y que ha provocado la gran crisis mundial actual hasta en el corazón del imperio.

Por estas razones, la Conaie (Confederación de las Nacionalidades del Ecuador) habla de traición al movimiento indígena y los medios de comunicación analizan detalladamente su recorrido histórico de líder indígena, su formación en Cuba, sus logros como alcalde de Cotacachi y luego sus fracasos electorales por cambiarse de camiseta…

Es que ahora se sabe quién es quién, de dónde viene y a qué apunta. Se conoce el proyecto de los ricos y sus promotores en las personas de Lasso, Noboa, Gutiérrez, Nebot…: cómo han saqueado el país y como se han vendido a los gringos para llegar a lo que son ahora. Se ha abierto otro camino encarnado ahora por Rafael Correa, aunque no sea él su gestor sino las luchas acumuladas de los movimientos populares y el indígena en particular, a lo largo de los 40 años últimos años.

Auki Tituaña representa la mala apuesta garrafal frente a la creciente madurez política del pueblo ecuatoriano en general. Por esa misma conciencia, se enseña del dedo a los que, aún en Alianza PAIS, buscan una reelección legislativa por interés financiero y no por servir el país: también estos se han subido a la camioneta de los “pelucones”.

Sabemos ahora que el diablo se disfraza de banquero y que sigue ganando adeptos inesperados. “Padre nuestro… no nos dejes caer en la tentación”.

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