Conversar con el dramaturgo argentino Rafael Sprengelburd, con el director de teatro mexicano Rubén Ortiz, con la coordinadora de artes escénicas de Brasil, Sonia Sobral; con Natacha Melo, de Uruguay; con Chalena Vásquez, musicóloga peruana; entre otras tantas personalidades de la cultura del continente, es siempre un grato privilegio. Pero sobre todo, constituye una garantía para los más de 300 gestores y grupos culturales que presentaron sus proyectos para acceder a financiamiento del Fondo Concursable del Ministerio de Cultura y Patrimonio.
A través de este fondo se entregarán 600 mil dólares, divididos en varias categorías: artes escénicas, artes literarias, artes plásticas y visuales, artes musicales, y otras más novedosas como novela gráfica, cómic y radioteatro.
La presencia de personalidades de la cultura de América Latina, y de Ecuador, como jurados de cada una de las categorías, no solo que da legitimidad, transparencia y credibilidad al Fondo, sino que permite también un necesario intercambio con sus pares nacionales y con las propias autoridades culturales.
Ya lo hemos dicho antes, nunca ningún gobierno entregó tantos recursos a los artistas, creadores y gestores culturales como el de la Revolución Ciudadana. Por ejemplo, en las categorías de cuento, novela y poesía, el premio será de 20 mil dólares en cada género. Se trata de fomentar el desarrollo de las artes en todas sus expresiones. Se trata de generar espacios, plurales y abiertos, para el fomento de la cultura nacional.
Se trata de otorgar las facilidades necesarias para que los artistas puedan expresarse en mejores condiciones. Y se trata de garantizar el pleno cumplimiento de los derechos culturales y la total libertad de expresión.
El acceso a fondos públicos es uno de los pilares para la gestión cultural, pero no debemos olvidar los otros. Hay tareas que deben ser parte de esas políticas públicas para la cultura, como el reordenamiento del sector, que ha pedido el propio presidente Correa; la creación, al fin, del Sistema Nacional de Cultura, la reestructuración de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y, ya sabemos, la expedición de la nueva Ley de Cultura.
La reunión de artistas de todo el continente siempre provoca conversar sobre temas recurrentes: la movilidad, el intercambio, la integración, el acceso a fondos públicos y privados. Y más allá de las buenas intenciones, es clave la voluntad política para emprender, con decisión, estas tareas. Más aún cuando, como nunca, en el continente se han generado condiciones para, de una vez por todas, pagar estas deudas culturales acumuladas durante tantos años.
Pero esto no será posible sin la conjunción de esas voluntades, artistas y autoridades, sector público y privado, instituciones y colectivos ciudadanos. Por ahora, hace bien saber que este Fondo Concursable generará que decenas de artistas y creadores podrán dedicarse a trabajar en lo que aman, en mejores condiciones y en absoluta libertad.