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El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

Dinamismo de la cultura

29 de junio de 2014

El papa Francisco ofrece sobre este tema unas reflexiones que ayudan a entender la importancia de los cambios culturales a los que me he venido refiriendo bajo el acápite de ‘Ingeniería cultural’.

Como premisa de su primera Exhortación Apostólica, en noviembre de 2013, el Papa escribía que la cultura es algo dinámico que el pueblo recrea permanentemente, que no podemos desconocer que siempre hay un llamado al crecimiento, y que  toda cultura y todo grupo social necesitan purificación y maduración.

Lo aplica a su propia institución: “Podemos reconocer algunas debilidades que todavía deben ser sanadas por el Evangelio: el machismo, el alcoholismo, la violencia doméstica, creencias fatalistas o supersticiosas”. Y se refiere a la “imperiosa necesidad de evangelizar las culturas para inculturar el Evangelio”, a la vez que propone “la cultura del encuentro, la del sentir con el otro, salir de sí mismo para darse a los más necesitados, hacerse presente en las periferias existenciales, de los excluidos de los beneficios de la sociedad”.

Valen las citas, sobre todo para aquellas mentes ultraconservadoras, intransigentes, como lamentablemente ha tenido la institución católica en épocas nefastas, y que perduran en grupos fundamentalistas que se oponen a todo cambio, por razonable que sea. Ni en una de las más conservadoras y tradicionalistas instituciones se puede sostener hoy que la cultura es estática, inmutable.

En terminología secular, gracias al conocimiento de las ciencias sociales, se habla de la necesidad de cambios de la matriz cultural que hay que depurar de ‘quistes epistemológicos’; de paradigmas de valores que se oponen al bien común; de ‘talanqueras invisibles’, que dificultan la aceptación de nuevas ideas, que se levantan en la mente de la gente.

A propósito de que toda cultura y todo grupo social necesitan purificación y maduración, en la presentación de la Agenda Política de la Defensa a la que fui invitado, me enteré de la política de transformación que actualmente está llevando adelante el Ministerio de Defensa Nacional, partiendo de una conceptualización de la defensa como bien público, parte del empeño de construir una sociedad de equidad, paz, justicia social e interculturalidad.

Enhorabuena, que en un país ya sin bases militares extranjeras y que mantiene una firme posición en materia de desarme mundial, como recuerda la Ministra de Defensa en la presentación, la institución militar, que a la par con la Iglesia católica ha tenido tendencia a la inmovilidad de lo estático, emprenda ahora un cambio cultural con inusitado dinamismo.

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