La Revolución Ciudadana decidió avanzar en la recuperación de la soberanía nacional, coadyuvar a la construcción de un nuevo orden regional y mundial, bipolar, así como fortalecer la integración de los pueblos del sur y practicar el principio de la Diplomacia Ciudadana -la de los pueblos-, ajena a la clásica del viejo poder, de las momias cocteleras; se ha venido practicando las relaciones internacionales, de acuerdo con el interés nacional, con todos los países del mundo observando una conducta soberana en la ONU, OEA y otros.
Ha exigido respeto a los principios del derecho público internacional y ha sido solidario con los pueblos que luchan por su libertad, defienden su dignidad y soberanía, resisten bloqueos, presiones, invasiones y guerras imperialistas; como en los casos de Cuba, Venezuela, Argentina (islas Malvinas), Irán, Irak, Libia y tantos otros.
En ese marco de principios ha desarrollado su política económica y organizado su marco jurídico; impidió que las tropas yanquis permanezcan en nuestro territorio, no aceptó TLC, recuperó el petróleo, guarda distancias con el FMI, BM y los chulqueros internacionales; renegoció la deuda externa en forma soberana liberando recursos presupuestarios a la producción y el desarrollo social y sustentable. Ecuador tiene ahora autoridad y su voz se escucha a nivel mundial; tiene peso en Unasur, se integrará al Mercosur, potencia la Celac y fortalece la Alianza Bolivariana de los Pueblos de América (ALBA).
La XII Cumbre de Presidentes que se realizó en Guayaquil y la de Movimientos Sociales de los países de la ALBA, en apoyo a las reformas que impulsan sus pueblos, reconfirma esta posición de altivez y dignidad contra un inmoral ordenamiento internacional. De esa Cumbre salen fortalecidos los procesos revolucionarios socialista cubano, bolivariano venezolano, sandinista nicaragüense, ciudadano del Ecuador, pluricultural boliviano y los gobiernos progresistas del Caribe.
Se avanza en el objetivo de reestructurar el Sistema Interamericano de Defensa de los Derechos Humanos, sin el tutelaje y conducción hipócrita de Washington, que arrebató la sede, sin siquiera suscribir el Pacto de San José sobre DD.HH.; se impulsan cambios para defender a nuestros países de la agresión de las potencias y sus multinacionales, que controlan los Centros de Arbitraje Internacional, manipulando juicios, violentando principios y afectando nuestros intereses, como en los casos de los abusos e ilegalidades de Chevron y Occidental contra el país.
Ecuador, con Rafael Correa, ha ganado un sitio de respetabilidad internacional. Ricardo Patiño, en la Cancillería, despliega una tarea trascendente, con claras líneas de acción para la democratización de los organismos multilaterales, la integración en solidaridad; acciones para la construcción de la Patria Grande Bolivariana y contra las presiones y chantajes neocoloniales del gran capital y su poder mediático; denuncia los crímenes y atentados a los derechos humanos, como en Guantánamo, los casos de Assange y Snowden, el atentado a Evo Morales; promueve el Sistema Regional de Seguridad.
Toda una práctica de política internacional de dignidad y altivez de Ecuador y la ALBA.