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El Telégrafo
Jorge Alemán

La diferencia entre lo político y lo social

27 de julio de 2018

Estos dos términos suelen aparecer indiferenciados. Incluso en muchos casos se vuelven intercambiables o meramente separados por un guión; lo político-social. Sin embargo, resulta especialmente importante establecer una diferencia estructural entre los mismos. Nuestra hipótesis es que lo político tiene cada vez más obstáculos para abordar lo social y a su vez lo social se define por poner obstáculos a lo político en su abordaje.

En primer lugar, es necesario indicar que cuando hablamos de lo “político” no nos referimos al término en un sentido amplio, sin reducir la “política” a una mera gestión administrativa de la realidad o a ser una pieza más del mundo social. Por ello, en nuestro título hablamos de “lo político” para designar aquellos casos donde el mismo se articula potencialmente a un proyecto transformador de “lo social”.

Son políticos todos aquellos movimientos sociales que intentan transmitir a “lo social” una dimensión igualitaria, de justicia y con una apuesta de carácter emancipatorio. ¿En qué momento lo social se abre a la intervención de lo político y no lo reprime? Para entender esta pregunta es necesario caracterizar lo social.

Lo social es un lugar en permanente movimiento, una marejada incesante de intercambio de mercancías, operaciones financieras, explotación de clases subalternas, producción de subjetividades sin ninguna orientación a “lo político”. En “lo social” se habla mucho de política para que se olvide lo político, o directamente se neutralice.

No obstante, incluso los movimientos sociales que cuestionan la lógica de la Dominación, no constituyen prácticas emancipatorias, al menos no son intrínsecamente transformadoras. Solo pueden llegar a serlo si provocan la emergencia de lo que denominaremos Dislocación primordial.

La dislocación es el mediador evanescente entre lo social y lo político. Sin la dislocación “lo social” integraría a la política en sus tramas y reprimiría lo político. A su vez, lo político sin lo social jamás llegaría a ser un principio articulador de un proyecto transformador.

Hay que saber que, a medida que avance la transformación de la subjetividad en “capital humano”, los vínculos sociales en parte del mapa digital y el denominado “capital ficticio” devorando las riquezas de las naciones, cada vez será más difícil abordar “lo social”, por aquellos actos instituyentes de lo político que conduzcan a una auténtica radicalización de la democracia. (O)

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