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El Telégrafo
Víctor Mendoza Andrade

Deuda con los trópicos

16 de septiembre de 2014

Tradicionalmente, la base económica del Ecuador, hasta la era petrolera, fueron las divisas generadas por la exportación de la producción agrícola de los cultivos tropicales, como son: cacao, café y banano, los cuales dependen de los recursos naturales renovables (RNR).

Las instituciones de investigación y capacitación técnica agronómica, para el aprovechamiento de los RNR, fueron establecidas en el país por la Universidad Central del Ecuador, con sus escuelas de Ingeniería Agronómica (Quito, 1931) y Medicina Veterinaria (1934). La Universidad de Guayaquil funda la facultad de Agronomía y Veterinaria en 1950, en la zona más representativa del trópico: la Cuenca del Guayas.

La faja intertropical americana, en la cual está incluido nuestro país, es la proveedora de recursos primarios para los países desarrollados y, por sus condiciones naturales (suelo, clima, etc.), está considerada como una zona megadiversa con las reservas biológicas más importantes del mundo.

La importancia de la producción de los trópicos, indispensables para la sobrevivencia de la humanidad, fue reconocida por Europa y Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, cuando quedaron aislados de las extensas zonas tropicales de Asia sobre las cuales tenían hegemonía y obtenían la producción de cultivos estratégicos: cacao, café, caucho, arroz, té, las oleaginosas tropicales, fibras, plantas medicinales. Este desgraciado evento (la guerra) propició el apoyo internacional para instruir a expertos en producción de los trópicos, estableciendo instituciones de diverso nivel de capacitación.

Estaciones tropicales de experimentación, como Pichilingue, alcanzaron relieve internacional en la investigación de los cultivos de exportación y las instituciones de capacitación se fortalecieron técnicamente.
En la década del 70, iniciada la explotación petrolera, la consigna del Gobierno fue la ‘siembra del petróleo’, que significaba apoyo a la producción agrícola con el financiamiento del petróleo y, como criterio clave del desarrollo, se optó por la llamada ‘Revolución Verde’ -definida como el aumento significativo de la productividad- es decir, obtener la mayor producción por unidad de superficie mediante la aplicación de los llamados ‘paquetes tecnológicos’, conjunto de prácticas agrícolas intensivas dependientes de fertilizantes químicos, agrotóxicos y utilización de maquinaria agrícola con dispendioso consumo de combustibles fósiles.

Los resultados de la propuesta favorecieron financieramente a los países industrializados y endeudaron al productor. El calentamiento global y la contaminación ambiental aumentaron. Las investigaciones en los trópicos quedaron en deuda con el desarrollo de sus países acerca de los cuales el economista John Kenneth Galbraith, célebre por sus sentencias, dijo: “Si marcáramos una franja de tres mil kilómetros de ancho en torno a la Tierra a la altura del Ecuador, no se vería en su interior ningún país desarrollado”.

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