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El Telégrafo

Detrás del registro electoral

17 de octubre de 2012

La antesala del proceso electoral de 2013 se ha visto marcada por las demandas de falsificación de firmas, su validación y un show mediático en donde participaron rostros conocidos y viejas camisetas partidistas. 

Particularmente este escándalo estuvo matizado por todos los colores; y en medio del show las figuras que fueron parte de esa “clase política” que no logró consolidar en el país un sistema de partidos, los rostros de la partidocracia que se conformaron  con sus privilegios olvidándose de gobernar para todos y todas.

Hoy, varias organizaciones han logrado su registro electoral, cumpliendo con el requisito legal de presentar un número de firmas de adhesión o fichas de afiliación, que debería traducirse en el respaldo ciudadano a sus postulados; sin embargo, existen algunas interrogantes, entre ellas, la legitimidad de su participación en los comicios, pues un registro accidentado con graves acusaciones de compra y venta de bases de datos genera desconfianza en el electorado, ya que más allá de la sola rúbrica se trata de una definición ideológica, de ahí la necesidad de que los procesos judiciales iniciados se concluyan juzgando a los responsables de haber atentado contra la fe pública.

También habrá que cuestionar a los partidos y movimientos registrados su democracia interna, pues este proceso pudo aprovecharse para fortalecer sus estructuras, mejorar sus formas de elección de candidatos y dirigentes, incorporar la paridad de género, contar con un programa de formación de cuadros políticos para el recambio generacional y su identidad con el tejido social; pues no se trataba solo de la recolección de firmas sino de empezar a construir un sistema de partidos que termine con las estructuras arcaicas del transfuguismo, los acuerdos antiéticos e incluso la violencia.

La lección de esta jornada y previamente a las elecciones es instar a los partidos y movimientos políticos a transparentar su gestión interna que incluye el manejo de sus finanzas y la procedencia de sus recursos, a develar las estructuras detrás del registro, pues en la medida que se gobiernen a sí mismos podrán gobernarnos. Exigir su real transformación es vital para nuestra democracia.

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