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El Telégrafo
Astrid Prange de Oliveira

Despotricación política

13 de junio de 2019

n la pancarta de una protesta: “Merkel, ¡tus días como canciller están contados! Pronto te llegará el día de rendir cuentas y ahí, que Dios se apiade de ti”. Ellos son los chivos expiatorios de la nación. Se les dice que solo deben “cumplir”, de lo contrario son atacados, perseguidos, y a algunos incluso se les anuncia que la horca ya está reservada para ellos.

Alemania pasa por un ataque de despotricación política grotesco y peligroso, porque la ira hacia los políticos corroe la democracia. ¿Quién va a querer involucrarse en la política, si la “recompensa” son insultos e incluso puede ser mortal? La gratitud obviamente no es una categoría política, como lo demuestran los ataques despiadados en contra de Annegret Kramp-Karrenbauer, líder del partido conservador CDU, y la exlíder de los socialdemócratas (SPD), Andrea Nahles.

La presidencia del SPD no es un “trabajo de mierda”, como lo ha llamado el periódico berlinés Taz. Al contrario, contribuye a implementar reformas políticas en Alemania que mejoran la vida de millones de personas.

Gracias también a Andreas Hollstein, alcalde de Altena, y a la alcaldesa de Colonia, Henriette Reker, por seguir en su cargo a pesar de los ataques con cuchillo que pusieron en riesgo sus vidas. Y a todos los demás políticos que están comprometidos con el bien común y, a veces, incluso necesitan protección policial.

Espero que este grupo de políticos en Alemania siga siendo mayoría. Personalidades como el político de la CDU Wolfgang Schäuble, el ministro presidente verde de Baden-Württemberg, Winfried Kretschmann, o el exministro de Relaciones Exteriores y líder del SPD, Sigmar Gabriel, continúan apoyando a organizaciones caritativas y le dan la cara a los populistas.

Esto no es evidente para todos los representantes del pueblo que fueron elegidos democráticamente. Quien se queja sobre el “fracaso del Estado” niega verbalmente su legitimidad al Estado constitucional alemán. En Alemania no hay peligro ni de un “imperio de la injusticia”, como lo sugirió el anterior ministro federal del Interior, Horst Seehofer.

Por el contrario, los cerca de 80 millones de habitantes de Alemania viven en uno de los países más ricos, más estables y más libres del mundo. Por lo tanto, la apreciación de los políticos que contribuyen a que esta comunidad se mantenga funcional, no estaría nada mal. (O)

* Tomado de DW

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