Parece muy lejano ese 15 de enero de 2007 cuando se inauguraba el joven gobierno de Rafael Correa y Lenín Moreno. Cuánto camino recorrido en un quinquenio en el cual nuestro país ha iniciado un camino irreversible de transformaciones, al margen de la opinión que se tenga al respecto. Desde entonces, se ha dado una suerte de aceleración de los tiempos y el pueblo ecuatoriano recobra paulatinamente su fuerza y valores ancestrales.
Ecuador es ahora un país en el que lo político cuenta en la vida cotidiana. Desde el chofer de taxi hasta el docente universitario; desde el ama de casa hasta la intelectual, en todos los ámbitos se comenta acerca de lo que hace o no el Gobierno y se expresan con apasionamiento opiniones a favor o en contra. Es interesante el proceso de análisis que en el común de las gentes se desarrolla. Chocan la influencia de los medios de comunicación privados, casi siempre hostiles con lo que expresa el Presidente en sus informes y se inicia la formación de un criterio propio, lo que significa que estamos en camino de ciudadanización.
Aquello me parece el mayor de los logros, a los que da marco la magnífica Constitución de 2008, tan rica en garantías para todos y todas. En el cumplimiento de lo dispuesto por esa Carta, se han dictado leyes que en esta época de transición modifiquen las estructuras e instituciones; en correspondencia se gesta una conciencia social distinta. La gente exige atención a la salud y a la educación, porque está acostumbrándose a reclamar por sus derechos y a que el Estado, a través de sus personeros, rinda cuentas. El proceso de empoderamiento de su propio destino va generalizándose, aunque a veces parezca contradictorio en su accionar.
La Misión Manuela Espejo es, junto a lo anterior, identificación de este cambio de época, en el cual la búsqueda de la equidad recorre todos los caminos. Nadie podrá eliminar estos programas ni ofrecer logros menores. Lo hecho en vialidad, construcción de viviendas, hospitales, escuelas, no tiene precedentes. Nuestra política exterior soberana e independiente recibe el respeto de la comunidad internacional.
Casi todas las ofertas de campaña se han cumplido, aunque la reforma agraria integral está pendiente. A veces, ciertas designaciones u omisiones de las personas llamadas a hacer los cambios nos inquietan. Sin embargo, los errores no son fundamentales. A pesar de ellos, Ecuador es hoy un país en marcha hacia el futuro, del cual se han puesto los cimientos.