Abraham Lincoln, político y presidente de EE.UU., sentenció: “Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son”.
La esencia contenida en esta frase refleja que la igualdad, aun cuando es una aspiración legítima de toda sociedad, es un valor difícil de alcanzar. ¿Cuántas veces nos hemos sentido discriminados en el ejercicio de nuestros derechos y en el acceso a las oportunidades para desarrollarnos?
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), explica que el crecimiento sostenible de los países de la región ha transitado por un camino de luces y sombras, con éxitos tangibles en la reducción de la pobreza.
Resalta de manera positiva la reducción significativa de sus niveles, de un 48% en 1990 a un 28% en 2012; no obstante, existen más de 160 millones de pobres en nuestra región.
Como un elemento de retroceso, la funcionaria analiza la inequidad existente en el subcontinente, que se refleja en profundas desigualdades económicas y sociales: “Según datos de 2011, el ingreso del 20% más rico de la población es 17 veces mayor que el del quintil más pobre, y esa diferencia llega a ser de 25 veces en los países con mayor desigualdad”.
Estas diferencias en los niveles de ingresos provocan profundas exclusiones que se observan en las brechas existentes en educación, salud, productividad, competitividad y acceso a servicios básicos.
En primer término, es imperativo planificar el desarrollo de los territorios para que su crecimiento responda a lineamientos estratégicos y coordinados, orientados a lograr objetivos concretos.
Otro aspecto es la cohesión social, que relaciona la visión compartida entre ciudadanos y el Gobierno, acerca de un modelo de sociedad basado en justicia social y solidaridad que promueva los consensos necesarios.
Un tercer tema es el proceso de descentralización, herramienta clave para impulsar una noción de desarrollo basado en el valor real de cada unidad administrativa y política del territorio, procurando mayor eficiencia, eficacia y efectividad en la gestión del Estado.
Otra investigación de esta entidad, ‘La hora de la igualdad: brechas por cerrar, caminos por abrir’, de 2013, analiza la necesidad de que los países asuman la igualdad como un valor asociado a la dignidad de las personas.
La Comisión resalta que, en la última década, la región ha logrado una importante reducción de la pobreza, del desempleo y de la desigualdad de ingresos, mejoras en la cobertura educativa y de protección social y consolidación de la estabilidad económica.
Como resultado de sus investigaciones, el organismo plantea que en 2013, la tasa de pobreza en América Latina fue de 27,9% de la población, frente a 43,9% que se registró en 2002. La tasa de desempleo, en cambio, fue de 6,4% en 2012, mientras que en 2002 se situó en 11,2%. El empleo ha sido el principal factor en la reducción de la pobreza y es la llave maestra para la igualdad.