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El Telégrafo

Demoler la burocratización feudal de la educación (1)

27 de abril de 2013

Prefiero la expresión de servidor público que la de burócrata. El burócrata puede ser un funcionario que atiende la administración con responsabilidad en su trabajo, pero también y muchas veces, como dice la RAE, es alguien que participa en una “administración ineficiente a causa del papeleo, la rigidez y las formalidades superfluas”. 

Lamentablemente gran parte de nuestros funcionarios en la administración pública responden a hábitos de la era feudal.  Jaime Galarza Zavala podría decir que todavía vivimos en “el yugo feudal” en la educación. No aspiran a ir al cielo porque ya tienen un puesto público. Únicamente hay que esperar que transcurra el tiempo para poder cobrar.  He comprobado en algunos ministerios, y específicamente en el de Educación, que el trabajo se encuentra divorciado, totalmente desconectado, casi gira como un satélite fuera de la Tierra sin nunca aterrizar en la realidad social que le corresponde atender.  

Desde hace décadas, sostengo que muchos burócratas tienen varias alternativas: no hacer nada, pero corren el riesgo de perder el puesto; convertirse en un verdadero servidor público, trabajando conscientemente, comprometido con el país y su tarea, pero es mal visto por los burócratas consuetudinarios porque ponen en evidencia sus falencias y constituyen un “mal ejemplo”; aparentar trabajar inventando trámites y papeles, solicitando documentos innecesarios para justificar su trabajo intrascendente, lo que implica un costo en la notarización, copias, derechos, y lo más valioso, el tiempo invertido.  

Albert Einstein decía: “En el siglo XX todo ha cambiado, menos nuestra forma de pensar”.  El pensar de los educadores y de los directivos de la administración se encuentra en el siglo XIX con el pensamiento de Newton; la administración se encuentra todavía en la colonia, en el mundo feudal, en el pensamiento empírico práctico, egoísta, que considera que las personas inteligentes y serviciales son los enemigos a los cuales hay que dominar, haciendo que regresen tantas veces, haciendo tortuosos los procedimientos para sentirse importantes, humillando la inteligencia y personalidad, cargando sacos de papeles.

El presidente Correa está realizando esfuerzos muy importantes por reducir los requerimientos y tiempos para la creación de empresas, para exportar productos, concursos, etc. Hace falta comenzar a desmontar el mundo colonial y feudal en que todavía sobrevive la educación ecuatoriana en el manejo de los requisitos para diferentes procesos administrativos.

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