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El Telégrafo
Christian Paula

Del clóset al arcoíris

01 de julio de 2018

Si nos remitirnos al informe de la Comisión de la Verdad del Ecuador (2010) y al estudio del INEC (2013) la violencia que vivió y aún vive la población LGBTI basada únicamente por amar o sentir diverso, justifica que muchas personas prefieran la soledad del “clóset˝. En función de lo dicho, en junio, lxs LGBTI nos apropiamos del espacio público de manera transgresora a los parámetros heteronormados, ya que el resto del año preferimos pasar desapercibidxs para evitar situaciones de discriminación.

El tomarse las calles es la herencia de los sucesos en la discoteca Stonewall (Nueva York-EE.UU.) en junio de 1969, donde la policía violentó a lxs asistentes por su condición sexual. Esto mismo pasó en Ecuador en 1997 dentro de la discoteca “Abanico’s Bar˝ (Cuenca), siendo este hecho el disparador de la demanda de inconstitucional al Código Penal de la época. A partir de esto, legalmente no somos delincuentes.

Si bien la Constitución vigente garantiza derechos a la población LGBTI, al mismo tiempo nos discrimina, al limitarnos el goce y ejercicio de los derechos al matrimonio y la adopción.

En los últimos años se han ganado algunas batallas judiciales con argumentos técnicos, sin embargo, a quienes les incomodamos refutan nuestros derechos desde el prejuicio, el dogma o la mentira. Esta situación nos permite revelar que la sociedad ecuatoriana no está progresando al ritmo del avance jurídico, por ello en la actualidad, la población LGBTI aún vive violencia, tanto en casa como fuera de esta.

La marcha del orgullo LGBTI sirve para mostrar a la sociedad que somos personas y que existimos, y que por tal motivo nuestros derechos deben ser respetados; adicionalmente, el posicionarse en lo público entrega el mensajes a las futuras generaciones respecto a que amar y sentir diverso no es perversión, enfermedad o delito.

El salir a la calle y sentirse orgullosx de ser y expresarlo nos recarga de la energía del arcoíris para seguir enfrentando al odio que el resto del año atenta a nuestra alegría. (O)

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