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El Telégrafo

Decreto para el bono

08 de enero de 2013

El Gobierno le tomó la palabra a la oposición y le dio la razón en cuanto a su vehemente deseo por incrementar el bono de desarrollo humano para los pobres. Claro, luego se supo que era una “simple oferta de inicio de campaña”, con la que nos trampeó la partidocracia durante la larga y triste noche neoliberal. Dándoles de su propia medicina, auspició su trámite legislativo y hoy es ley de la República y para implementar el pago del BDH, así como las pensiones asistenciales para adultos mayores y discapacitados, acaba de dictar el decreto correspondiente con el fin de que el Ministerio de Finanzas provea los fondos necesarios para que el pago se cumpla a partir del presente mes.

Lo curioso es que el candidato banquero proponente del aumento aborreció los subsidios, con el argumento simplón de que siempre ha habido ricos y pobres en un Estado policía protector de sus privilegios y una sociedad de asalariados a su servicio. Los tiempos actuales pulverizaron esos conceptos cavernícolas y la tendencia es convertir a los subsidios en herramienta de desarrollo social, con derechos y deberes correlativos, como la obligación que tienen los padres de educar a sus hijos y cuidar su salud. Si no lo hacen, pierden el bono. Esto no lo puede entender el capitalismo insensible, cuya única razón es la multiplicación de la plusvalía, sometiendo al ser humano a las leyes del mercado.

Propiciar la interacción de los pobres para que se incorporen al goce de derechos fundamentales, como la salud, educación y el buen vivir, es la esencia de la Revolución Ciudadana que les devolvió su dignidad eliminando la afrenta de las colas interminables delante de una sola ventanilla que asignaban los bancos para “hacer el favor” de atender a esos compatriotas con el pago del bono. Hoy se acercan al cajero con su tarjeta, son atendidos dignamente y cuando han logrado superar el umbral de la pobreza  extrema, ese bono se transfiere a otro en estado de mayor necesidad, en una auténtica solidaridad humanista que caracteriza al Socialismo del Siglo XXI.

Sin embargo, ciertos medios mercantilistas buscan crear confusión poniendo en duda el proceso de actualización de datos de los beneficiarios del bono y sembrando el desconcierto para crear la falsa imagen de que se los está quitando. A una mujer desesperada le preguntaron si cree que va a recibir los cincuenta dólares del nuevo bono, a lo que respondió que se moriría si no le pagan. Son los “aportes” mediáticos a la campaña de la gallada opositora que busca convertir un beneficio para los pobres en una incertidumbre, con la intención de retornar al viejo país que lo estamos superando de modo irreversible.

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