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El Telégrafo

Debate entre perdedores y sus ofertas mágicas

22 de diciembre de 2012

Los candidatos presidenciables perdedores -excepto un prófugo que evadió el compromiso, a última hora- acatando el llamado de la Cámara de Comercio de Guayaquil, entidad privada sin representación ciudadana, sostuvieron un “interesante” debate sobre la realidad nacional y revelaron sus propuestas de gobierno en un escenario limitado, pero difundido por los medios de comunicación “independientes” con la intención de animarlos para que se mantengan en la contienda electoral, no piensen en la derrota y traten de alcanzar los primeros puestos, entre ellos, candidatos de la oposición. Al término del acto se autoproclamaron vencedores y sabihondos, pero se olvidaron de que “enorgullecerse de saber es como cegarse con la luz”.

El contumaz perdedor y el cura sin sotana, evangelista; el uno con su acostumbrada invocación a Dios y el otro con la Biblia, se trabaron en vergonzosa disputa por apoderarse del sentimiento cristiano, como soporte de la campaña. La religión está en el corazón de la gente y no en un libro o en las rodillas. Es deber de los creyentes practicar la doctrina de Cristo, la solidaridad, el perdón, la armonía social, pero no abusar del sagrado nombre para fines electorales. Esa actitud se llama profanación o sacrilegio.

En el tema de la pobreza, los candidatos coincidieron en sus promesas, eliminar todos los impuestos y crear millones y millones de empleos, aunque eludieron la forma de financiarlos. Presumen ignorar que la pobreza es un problema social que se origina en el desequilibradoreparto de la riqueza y la desmedida ambición de la oligarquía, comerciantes inescrupulosos y banqueros, que no cesan en acumular más fortuna, mientras los pobres siguen siendo más pobres; hasta surgió un desatinado que propuso fundar el Ministerio de la Pobreza, como fórmula mágica para desterrar ese mal social.

Como novedad propusieron, como solución para combatir la inseguridad, fortalecer a la Policía, endurecer las leyes; y allí otro habló  de dignificar a los ecuatorianos en valores para orientarlos a no cometer delitos. Sociólogos han explicado hasta el cansancio que la delincuencia se origina en la caduca estructura socioeconómica y que la represión solo frena.

La fuerza pública está cumpliendo con su moderna logística la lucha contra el hampa. El socialismo, como sistema, asegura erradicar las causas de ese azote social y señala el camino para erradicarlo definitivamente, y otros males generados en el oprobioso régimen neoliberal.

Como una demostración de adulo a la prensa privada, los seis presidenciables de la oposición se refieren a la democratización de la comunicación, ofrecieron devolver los medios incautados a la ciudadanía y no aprobar la “ley mordaza”. Se evidencia, un vez más, el boicot para la aprobación de la nueva Ley de Comunicación. Es la manera de implorar más espacios gratuitos durante la campaña presidencial, aunque en el fondo reconocen que la Ley de Medios garantizará la vigencia de un periodismo serio al servicio de la colectividad.

El debate se caracterizó por un cúmulo de ofertas irrealizables, de imaginarias obras sin  financiamiento y, seguramente por ignorancia, se comprometieron a defender derechos y libertades, supuestamente conculcados, que ya constan en la célebre Constitución aprobada en Montecristi y rigen con el beneplácito y control de la Revolución Ciudadana.

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