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El Telégrafo

Debate democrático y revolución

16 de octubre de 2013

Con motivo del debate legislativo sobre las reformas al Código Penal en la Asamblea Nacional y la propuesta de despenalización del aborto cuando la mujer ha sido víctima de violación, es útil recordar varios contenidos ideológicos y programáticos de Alianza PAIS, que se deben considerar para mantener unidad en la acción política.

AP es un movimiento que agrupa organizaciones diversas, movimientos políticos, gremios y colectivos que luchan por la democracia, justicia social, soberanía, solidaridad, igualdad, diversidad, para liquidar la opresión, miseria y discriminaciones. Está comprometido con los pobres y excluidos, con los marginados y explotados, con las víctimas del poder oligárquico, terrateniente y burgués, subordinado desde siempre a los poderes coloniales e imperialistas.

Hay importantes avances para liquidar los extremos de una sociedad polarizada, racista, sexista. Es evidente el progreso en la lucha de las mujeres por la igualdad de condiciones, oportunidades y derechos.

El carácter laico y pluralista con que AP fue concebido, lo define como una organización revolucionaria, socialista, laica y humanista; se nutre con distintas corrientes del pensamiento, presentes en las luchas populares históricas, que han contribuido a estructurar el proyecto Revolución Ciudadana.

Busca construir el Socialismo del Buen Vivir. El pueblo lo ha apoyado en una decena de eventos electorales; en general, ha ido consolidando transformaciones profundas en las viejas estructuras del país.

Están presentes, en consecuencia, el pensamiento bolivariano y alfarista, marxista, feminista, ecologista, nacionalista liberador anticolonialista y antiimperialista, la teología de la liberación; que concurren a la construcción de una Patria Nueva, sociedad justa, desarrollo económico, vida digna y soberanía plena.

El debate político, acuerdos, organización,  planes y  acción deben darse con estas referencias. Siempre, los temas de fondo deben ser conocidos, las propuestas de soluciones difundidas para amplias discusiones; el pueblo y sus organizaciones deben participar y las diferencias conocerse y, si se mantienen, respetarse.

En tantas y múltiples tareas hay que definir prioridades, para que nada sea improvisado. Hay tantos temas que unifican y tantas acciones pendientes, que ninguno, por importante que sea, debe afectar la unidad.

Hay que programar la acción política, el debate oportuno, sobre todo, de temas  controvertidos en un marco de libertad y respeto. La polémica ideológica es necesaria, favorece al proyecto y al país; educa al pueblo y evita que la derecha, contraria al proceso revolucionario, donde están los traidores a la patria, se aproveche y saque ventajas, creando condiciones para interferirlo, afectando los intereses del pueblo.

Los logros y agenda para el cambio justifican la revisión de mecanismos de diálogo y debate interno y público, para enfrentar a los verdaderos enemigos, protegidos y apoyados por la oligarquía sumisa al poder mundial.

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