Celebramos la decisión del señor presidente Rafael Correa de cancelar la visita a Israel que tenía prevista para el segundo semestre de este año. La esperábamos. Impensable que fuera a estrechar la mano de quien ha desatado contra la Franja de Gaza una masacre. Desde el inicio de los bombardeos había retirado su embajador y está abriendo una embajada en Palestina, cuya existencia como estado reconoce con las fronteras de 1967. “A seguir denunciando con todas las fuerzas el genocidio que se está cometiendo”, pidió en la entrevista que concedió desde Santo Domingo de los Tsáchilas.
Quien siga los acontecimientos “en pleno desarrollo” en Gaza, como lo hago todas las noches, gracias a la tecnología de punta que utiliza Walter Martínez en el programa “Dossier” en Telesur, se sentirá sumergido en ese horror en tiempo real, escuchando el ruido de los drones, viendo las explosiones y devastación, cadáveres de niños, mujeres, ancianos, las víctimas principales, y sobrevivientes llevados a centros de emergencia con sus miembros destrozados. Hasta ahora 2.000 asesinados, 10.000 heridos, 17 hospitales destruidos, 7 escuelas de la ONU bombardeadas.
No puede uno menos que demostrar indignación contra el Estado terrorista, no por antisemitismo, sino por la crueldad de esa invasión por tierra, agua y aire, a todas luces asimétrica contra la resistencia palestina; surge la solidaridad con las víctimas, y más al conocer las manifestaciones de apoyo al agresor de parte del gobierno de los EE.UU., presionado por poderosos grupos de presión.
Cierto, Israel tiene alta tecnología, y su pueblo ha demostrado gran talento. Ecuador posiblemente podría beneficiarse de una cooperación, pero a un costo ético muy alto, mientras Israel prosiga con la ocupación ilegal, y utilice la tecnología para expandir su territorio y eliminar al pueblo palestino, gracias a que dispone de un sistema satelital óptico de alta resolución-Optsat-3000- que le permite identificar los objetivos para los bombardeos, y continuar ampliando los asentamientos dejando un mar de sangre.
Entendibles los deseos del embajador de Israel en Ecuador, Eliyahu Yerushalmi, de fijar una nueva fecha para el viaje del presidente Correa e incrementar la cooperación entre los dos países. Por ahora, Ecuador, unido a la comunidad internacional pensante y humanista, estará exigiendo el retiro de las construcciones en los territorios ocupados que son “la mayor amenaza” a un acuerdo de paz, mientras avanza una campaña mundial contra las inversiones de los asentamientos ilegales, que toca la fibra más sensible.