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El Telégrafo
Orlando Pérez, Director de El Telégrafo

¿De qué lado está la iniciativa política?

06 de julio de 2014

A pesar de que la llamada restauración conservadora esté en marcha, hay que considerar que de ese lado no está la iniciativa política. Alianza PAIS y Rafael Correa todavía marcan la pauta de la discusión pública, pero no necesariamente hacia una movilización colectiva siempre a su favor. Hay factores que indican que hacen falta ideas movilizadoras y convocatorias a otros modos de politizar el debate público.

El acelerador impuesto por el proceso constituyente mantiene una dinámica compleja hasta que todas las obligaciones constitucionales se concreten. Y al mismo tiempo la resistencia a esa dinámica se expresa de diversos modos y donde confluyen, paradójicamente, las derechas y las izquierdas opositoras. Entonces, tras casi seis años de vigencia de la Constitución de Montecristi no se ha podido terminar toda la arquitectura impuesta y por ello hay resquicios para que la oposición meta cuñas. Y, por supuesto, también para que desde el lado de PAIS se evalúe el desarrollo, la aplicación y hasta las posibles correcciones y/o enmiendas.

Con el paso del tiempo (como lo ha explicado para su país el expresidente brasileño Lula Da Silva) los procesos adquieren un sentido propio que a veces ni los propios conductores son capaces de explicarlos o definirlos. Ahí es cuando tienen y adquieren sentido la crítica, la oposición y hasta la prensa responsables, como también el debate intensivo.

Si por algo no han podido esos sectores adaptarse a la dinámica política real ha sido por imaginar más el fin del proyecto político que su verdadera instauración y aplicación. Y por eso, también, la iniciativa sigue del lado de PAIS y de Correa, además por la potencia de sus postulados y del carácter de sus propuestas.

Por ahí circula el libro ‘Últimas noticias del nuevo idiota latinoamericano’, que constituye la ‘biblia’ de cierta oposición en el Ecuador. Plagado de falsos preceptos, datos y hasta teorías no hacen sino alimentar las fantasías de quienes creen que todos los procesos políticos se reducen a los períodos presidenciales. Consideran por ello que el 2017 todo cambiará, la economía recobrará su matriz neoliberal y de nuevo volverán las instituciones de la ‘verdadera democracia’.

Se olvidan los innombrables autores de ese libro, como sus seguidores (entre los que se cuenta a un expresidente ecuatoriano al que consideran esos mismos escritores el ‘más brillante político’ de nuestro país), que la iniciativa política sigue del lado de la izquierda en el poder, con un conjunto de acciones y debates que se expresan regularmente en la discusión sobre el Código Monetario y Financiero, las leyes de Aguas y del Uso del Suelo, entre otras, y sin descontar la posibilidad de hacer enmiendas a la Constitución de Montecristi, como un acto legítimo y democrático.

Y así como esos autores se olvidan, sus seguidores hacen causa común en el análisis. Por eso vemos programas de supuesta opinión plural donde hablan en el mismo ‘ancho de banda’ y dándose la razón cada mañana.

De ahí que haga falta también explicar que si bien es cierto que la iniciativa política está en un solo lado, no necesariamente la generación de opinión pública la acompaña adecuadamente. El Gobierno y PAIS en ese terreno se han estancado, porque viven el estrés de reaccionar, defenderse y responder a esa opinión creada entre los seguidores de esos autores y de ese libro. Claro que el que hace siempre será criticado y el que no hace nada siempre estará más cómodo, pero por ahora, sí hace falta una discusión verdaderamente plural y ‘conflictiva’ de los contenidos que genera la iniciativa política de PAIS y de Correa. No solo como un sano recurso democrático de reflexión y pedagogía sino también como un evaluador y medidor del proceso político instaurado hace siete años y que, como lo reconocen y hasta imitan en el exterior, va más allá de la gestión administrativa del Gobierno.

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