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El Telégrafo

De lo físico a lo genómico

19 de enero de 2014

El museo de Antropología Criminal ‘Cesare Lombroso’ en Torino, Italia, recuerda la importante discusión sobre el origen de la criminalidad. El interesante paseo por la exposición muestra cientos de cráneos estudiados, modelos en cera, fotografías y descripciones de los más conspicuos criminales de la época.

Cesare Lombroso (1835-1909) se destacó en el mundo de la antropología física por sus planteamientos sobre el origen de la criminalidad. Postuló que los criminales tenían rasgos físicos especiales, como respuesta a determinantes genéticas y biológicas, pero habló también de la influencia de la geografía, el nivel económico, la religión y la raza, como conjunto de factores que conducen a la criminalidad.

Lombroso vivió en una época dominada por la discriminación racial y económica y, en la ciencia, presionada por el positivismo que valida las explicaciones solo con datos cuantificables. Centró sus análisis en la forma del cráneo y las huellas que dejan impresas en el hueso los diferentes elementos craneales (cerebro, cerebelo, meninges), que podían ser vistas y medidas. Estudió cientos de cráneos de delincuentes (asesinos, ladones, violadores, estafadores, etc.) y definió físicos prototipos del criminal.

Sus trabajos influyeron por décadas en la explicación de la criminalidad, a tal punto que los primeros estudiosos de los cromosomas (1960) consideraban que la presencia de dos cromosomas ‘Y’ la determinaban. Los nuevos datos de la antropología física, junto a la reevaluación crítica de los estudios de Lombroso y de sus limitados análisis estadísticos y conclusiones exageradas, hicieron sucumbir sus teorías.

Lo curioso de los planteamientos actuales sobre el origen de la criminalidad es que aún domina el positivismo científico y los genetistas buscan exhaustivamente genes de la criminalidad. Se han encontrado algunos que efectivamente han mostrado estar presentes en un alto porcentaje de delincuentes; el más importante de estos es el MAOA (enzima monoamino oxidasa) cuyas variantes predisponen a la criminalidad en un ambiente de estrés, específicamente cuando existe una deficiencia de esta enzima. En Italia, este gen ha sido considerado en procesos legales como elemento atenuante de penas.

Falta mucho por entender el origen biológico y genético de la criminalidad, si existiere alguno. Sabemos que el ambiente y el bienestar social disminuyen el crimen, pero no lo anulan. Debemos seguir estudiando la relación genes-ambiente para esclarecer si el comportamiento criminal tiene relación con el físico que es, este sí, producto del genoma.

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