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El Telégrafo

De la Revolución Ciudadana al socialismo

05 de junio de 2013

Como en todo proceso serio, la RC tiene objetivos y pilares fundamentales que son necesarios reiterarlos. Las tareas ejecutadas y las primeras acciones para la construcción del Socialismo del Siglo XXI o del Buen Vivir se han basado en el rescate de la soberanía y dignidad de la nación, junto con el manejo autónomo de la economía nacional y la construcción del Estado democrático. Han sido tantas veces apoyadas por el pueblo; así como la Constitución, aprobada en referéndum.

El Gobierno ha avanzado mucho en lograr la separación de los intereses del Estado de los de la banca, al margen del FMI; la recuperación del petróleo, el control de los sectores estratégicos, la organización del sistema económico social solidario, y la ejecución de programas sociales redistributivos; el rescate de la planificación, el impulso de la integración solidaria en América Latina y el manejo de las relaciones internacionales de beneficio mutuo y de paz entre los pueblos.

Se ha fortalecido la infraestructura, sobre todo la vial, energética, de salud y educación y la Asamblea ha aprobado las leyes orgánicas fundamentales (empresas públicas, compras públicas, economía popular y solidaria, regulación y control del mercado, organización territorial, autonomía y descentralización, planificación y finanzas, código de la producción y universidades), que tienen las bases fundamentales; sin embargo, son perfectibles.  

Hay que consolidar todo esto; la agenda legislativa está expedita para ello, incorpora leyes importantes, como las de minería, aguas y tierras; se ha definido una ruta crítica para el cambio de la estructura o matriz productiva que permitirá lograr un crecimiento con exportaciones diversificadas y con valor agregado, servicios, desarrollo industrial, consolidación y ampliación del conocimiento y la tecnología. Sobre esto también se está trabajando, y pronto el país contará con la refinería, desarrollo petroquímico y exportará hidroelectricidad.

El proyecto, que es de largo plazo e integral, avanza y se consolidará como productivo, redistributivo, soberano, social y ambientalmente sostenible y sustentable. Es esencial para ello el fortalecimiento de la organización política, la vinculación coherente con los movimientos sociales para organizar el poder popular ahora disperso. La capacitación y organización de los CRC es vital.

El socialismo es conceptualmente claro, como sistema que liquida toda forma de explotación -equitativo y solidario-, pero hay que instrumentarlo con todo lo dicho y la democratización de la propiedad. Es necesario debatir y definir los contenidos del modelo ecuatoriano.

Hay que ir paralelamente con las tareas de organización y electorales que convocan por lo pronto a un proceso democrático, de definiciones programáticas que deben considerar en una sola visión lo rural agrario con lo urbano, para clarificar los planes concretos, que serán democráticos.

Por cierto, hay que consolidar la unidad para enfrentar a la oligarquía que conspira con apoyo externo y que hoy está refugiada en el poder mediático, el cual está siendo derrotado.

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