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El Telégrafo

Curándonos en salud

24 de junio de 2012

Los berrinches de la oposición en contra de las reformas al Código de la Democracia, desde la visión de sus egoístas intereses, ahora se explican con los últimos acontecimientos ocurridos en la campaña electoral de México, donde la cadena privada TELEVISA habría contratado al costo de decenas de millones de dólares, con el candidato continuista del PRI, Enrique Peña Nieto, el manoseo de la propaganda para que siempre figure en el primer lugar de las encuestas, creando la ficción del segundo puesto a favor de la candidata también continuista de Felipe Calderón, con el objeto de dejar intencionalmente en el tercer lugar y a considerable distancia al representante de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, pretendiendo un burdo manipuleo de la intención del voto para imponer la tendencia de la derecha mexicana bajo sospecha de corrupción.

Todo iba a pedir de boca; hasta que surgió de la espontaneidad ciudadana el Movimiento “# yo soy 132” y en tiempo récord ha consolidado una inmensa capacidad de movilizar a los jóvenes en impresionantes marejadas humanas, con un discurso claro y persuasivo para desenmascarar la conjura de la prensa empresarial privada con la derecha oligárquica, que quiere perpetuarse en el poder de una nación tomada por los carteles sanguinarios de la droga que imponen su consigna criminal al menos con la pasividad oficial. Allí también los medios privados de comunicación son actores políticos de primera línea, claro que, como buenos empresarios, muy bien pagados.

Las reformas a nuestro Código de la Democracia buscan precisamente evitar que los medios privados asuman el patrocinio y promoción de ciertas candidaturas de su extracción y conveniencia, como lo han hecho en el pasado, con el objeto de garantizar el libre ejercicio de la igualdad de oportunidades y de acceso a los medios en la próxima campaña electoral. La causa de su furibunda oposición a esa prohibición es también de carácter monetario, pues no me van a decir que están listos a promocionar a un magnate con cara de menso sólo por amor al magnate. Ha de ser a su plata, ante todo… y también para hacerle oposición a la Revolución Ciudadana.

El pleno derecho a informar en la próxima campaña está garantizado. Podrán los medios entrevistar a los candidatos y candidatas, publicar sus programas y perfiles, confrontar propuestas, analizar encuestas y tendencias, con absoluta y total libertad. Pero que se pongan el afiche de quien representa sus particulares intereses y privilegios, en desmedro del derecho de acceso de los demás postulantes, es inmoral, ilegal y antiético. Ya saldrán con su media mecha de que la Corte Constitucional es gobiernista si no accede a sus pretensiones. Nos estamos curando en salud para no vivir el infierno electorero azteca.

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