Se han intentado en los últimos años, infructuosamente, pactos de educación y de los principios éticos que debían dirigir la economía…
Los grandes temas supra-partido han sido celosamente conservados por los grupos mayoritarios, que han visto cómo las políticas impuestas desde la UE -que nunca debían haber sido aceptadas en una UE estructurada y eficiente- desbarataban los proyectos políticos que, al igual que sucedió con la “creación de empleo”, se convertían en pura palabrería electoral.
A la vista de la “obediencia” a que siguen obligados los países pertenecientes a la UE, parece apremiante llegar a acuerdos en materias “clave” en las que puede mejorarse la administración, pero que en ningún caso deben “recortarse”. La salud, la educación y la ciencia constituyen la máxima expresión del llamado “bienestar” y deberían constituir cuestiones de general acuerdo de todos los partidos y actores sociales.
De este modo se consolidaría la democracia real a escala nacional y se procuraría la progresiva eliminación de los grupúsculos plutocráticos (G-8, …G-20) que han llevado al mundo, al pretender asumir la gobernación global (196 países), a la caótica situación presente.
En momentos de emergencia lo único que se recomienda es “salvar lo esencial”. Hagámoslo ahora. No habrá crecimiento sin ciencia. No habrá convivencia democrática sin personas educadas, es decir, libres y responsables, que sitúen en el centro mismo de su comportamiento cotidiano la igual dignidad de todos los seres humanos. No habrá paz social si se deteriora el excelente sistema sanitario alcanzado. La salud es lo primero…
Las primas de riesgo, las subidas y bajadas del IBEX… todo esto es circunstancial. Lo único que justificaría las subidas del IRPF y del IVA sería mantener lo más importante del “bagaje humano” a buen recaudo.